UNA GRAN MOLESTIA causaron en la Procuraduría General de la República las declaraciones del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, en las que aseguraba que los restos de las personas encontradas en una fosa clandestina no correspondían a los de los normalistas desaparecidos en Iguala.

Nos aseguran que debido a que los restos que fueron hallados se encontraban calcinados la dependencia a cargo de Jesús Murillo Karam ha tenido que hacer uso de mayores recursos tecnológicos para realizar diversos estudios, entre ellos genéticos, para determinar fehacientemente las identidades pues se quieren tener resultados incontrovertibles.

Las declaraciones del gobernador, nos dicen, poco ayudan a generar un clima de confianza en la investigación que es seguida por los ojos de la comunidad internacional.