Senado vive la sesión más larga de su historia
La que empezó el martes por la tarde y terminó ayer por la mañana, fue la sesión más larga de la que se tenga memoria en la historia reciente del Senado.
Raúl Cervantes, el priísta presidente de la Cámara Alta enfundado en una chamarra para protegerse del frío de la madrugada, confirma que de acuerdo al doctor Arturo Garita, jefe de Servicios Parlamentarios, no hay registro de una sesión tan larga.
Fueron 20 horas seguidas de sesión, para avalar la histórica reforma energética, la llamada "madre de todas las reformas".
Sesión sui géneris, pues a pesar de que la nueva sede es una auténtica fortaleza, blindada por PFP's y policía capitalina, para protegerla del cerco de Morena contra la reforma energética, un individuo logra introducirse hasta el mismísimo salón de sesiones.
Ya entrada la madrugada, con una pancarta "Morena DF" y ofensas a los senadores, es desalojado mientras Manuel Bartlett poco puede creer que el salón-fortaleza ha sido violado.
El camino para la reforma energética no fue fácil. Fueron 20 horas que propiciaron caras largas, bostezos, muestras de cansancio en esa madrugada lista para ser historia.
Senadoras y senadores hacen lo imposible para distraerse, no dormirse, mantener el quórum, ese oxígeno vital del llamado proceso legislativo.
Y a pesar de la hora, en plena madrugada el número de legisladores no bajó de 100 lo que se veía en cada votación, ante la estrategia del PRD de cansar al rival político en turno, con las reservas de toda la reforma energética.
Ya pasaron varias horas desde que el PRD subió a manifestarse a la tribuna y colocó una gran manta contra la privatización, y el perredista Fernando Mayans juega entonces de director de cámaras del Canal del Congreso.
En tribuna, pide que se haga un "paneo" a los escaños que ocupan los panistas, para mostrar al teleauditorio del Canal que dirige Leticia Salas, que no hay senadores del PAN. "Están vacíos", denuncia en la noche, el orador sin público.
Más tarde el coordinador panista Jorge Luis Preciado toma en su escaño una bebida energizante. Botella verde, "Vive 100%" en su publicidad promete derrotar al sueño y al cansancio.
Del otro lado, la senadora del PRD Iris Vianey Mendoza, confiesa a Garita en lo alto de la Mesa Directiva que no baja a los escaños porque se duerme, lo que se alcanza a escuchar en la transmisión del Canal del Congreso. Más tarde, su compañero de bancada Isidro Pedraza, es vencido por Morfeo, el Dios del Sueño.
En el salón de sesiones permanece Carlos Romero Deschamps, senador del PRI y líder del sindicato petrolero, uno de los perdedores que vio cómo su partido tuvo que ceder y le dejó sin asientos en el Consejo de Administración de Pemex.
Junto con José Ascención Orihuela rodea a Emilio Gamboa Patrón, quien lo mismo convive con panistas que con perredistas.
A las cinco de la madrugada Gamboa agradece el gesto a la panista Maki Ortiz Domínguez, quien retira sus reservas, y permite apurar el proceso, si es que eso puede decirse.
Afuera, el ánimo de los simpatizantes de Morena mengua. Conforme avanza la noche dejan de escucharse los golpes a la valla metálica que protege al Senado y que lo hizo durante 12 días una fortaleza inexpugnable.
Minuto a minuto reina la noche, el voto en silencio en el salón de plenos que abría la puerta a nuevas modalidades de contratación en la cadena de energéticos. "El sol no sale quizá porque tiene miedo que lo privaticen", dice sarcástico Fidel Demedecis (PRD) en tribuna, y arranca la risa de los presentes.
Ya de día, trabajadores arriban poco a poco a la sede legislativa, en medio del cerco que ya tiene menos razón de ser, pues los de Morena comienzan a mudarse a San Lázaro.
El perredista Zoé Robledo -quien pide que la Segob ordene transmitir el debate en cadena nacional, lo cual le fue rechazado- rubrica la sesión con un "nos vemos en la consulta".
"¡Consulta popular!" gritan los perredistas. Ya rebasan las 9:30 de la mañana, y han pasado más de 20 horas.
El PRI no se deja, y emocionado también grita, y responde: "¡México!".