Tras la manifestación, saldo de 16 detenidos
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La marcha en contra de la reforma energética y del Primer Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto terminó con un enfrentamiento entre jóvenes encapuchados y granaderos del Distrito Federal, con un saldo de 16 personas detenidas y varios lesionados.
Maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se desmarcaron de los incidentes registrados en la movilización e incluso expulsaron de sus filas a las personas que arrojaron piedras, botellas de vidrio o bombas molotov en contra de los uniformados.
Por separado, la CNTE anunció que el próximo miércoles iniciará “una insurrección nacional” con una marcha de “gran magnitud” en la Ciudad de México y en los estados del país, en defensa de la educación y rechazo a la inminente aprobación de las reformas en la materia .
El contingente, que partió del Monumento a la Revolución después de las 10:00 horas, avanzó rodeado de una “cápsula de seguridad” de granaderos del Distrito Federal que contuvo, en un primer momento, agresiones a establecimientos de avenida Juárez y Eje Central hasta la avenida Fray Servando Teresa de Mier.
La SSPDF informó que el dispositivo de vigilancia estuvo integrado por 34 mil granaderos distribuidos en diversos puntos de la ciudad donde hubo presencia de manifestantes. La policía capitalina se encargó de resguardar las inmediaciones de San Lázaro y la Policía Federal encabezó el cerco de seguridad en el interior de la Cámara de Diputados,
La movilización, convocada por redes sociales, se desarrolló en medio del desorden, pues un grupo de estudiantes y organizaciones civiles pidió que se mantuviera la ruta hacia San Lázaro, mientras que otro quería avanzar con los maestros disidentes a Los Pinos.
La CNTE decidió marchar de su plantón en el Zócalo a la residencia oficial del titular del Ejecutivo, pero al final decidieron dirigirse hacia la Cámara de Diputados al enterarse de que ayer en la primera sesión del periodo ordinario del Congreso se subió al pleno la discusión de la Ley del Servicio Profesional Docente. Ambos grupos se encontraron en el cruce de Eje Central y Fray Servando.
El grueso del contingente estuvo conformado por Acampada Revolución, estudiantes de la UNAM, IPN y UACM y organizaciones civiles, campesinas, representantes del STUNAM, así como integrantes del movimiento #YoSoy132, quienes realizaron labores de “videovigilancia” para documentar incidentes y “arrestos arbitrarios”, según comentó Carlos Brito, egresado del Tec de Monterrey.
El primer roce entre los encapuchados y las fuerzas policiacas se originó en Juárez y Eje Central, donde los uniformados replegaron a los manifestantes al tratar de mantener su cerco, mientras que en 16 de Septiembre un grupo de 30 jóvenes vestidos de negro arrojó botellas y piedras a los policías que custodiaban la protesta.
Algunos de los participantes llamaron a mantener el orden y no caer en provocaciones, pero los jóvenes embozados lograron romper el cerco y en la calle de Venustiano Carranza lanzaron petardos, piedras y prendieron aerosoles para tratar de quemar los escudos de la policía.
En respuesta, los granaderos emplearon extintores de gas para dispersar el ataque. Los agresores corrieron hacia el Zócalo.
Los siguientes enfrentamientos fueron en Izazaga y Fray Servando, cuando el cinturón de seguridad impidió el avance de los manifestantes. La vanguardia confundió la ruta, pues estaba planeado girar en Fray Servando, pero viraron una calle antes, lo que causó confusión.
Luego de permanecer 30 minutos detenidos en este cruce, arribó el contingente de la CNTE con el acuerdo de que los profesores encabezaran la vanguardia de la marcha y los estudiantes la retaguardia.
Pero los jóvenes y las personas encapuchadas avanzaron de forma paralela por el carril izquierdo de esa avenida casi hasta llegar a Congreso de la Unión, donde ya los esperaba un cerco de granaderos, policía montada, policías federales y vallas metálicas.
En ese lugar se registró una agresión a un uniformado, en la que los encapuchados lo golpearon con una varilla hasta que rompieron su casco y ya en el pavimento lo patearon.
Cuando la CNTE decidió regresar a su campamento del Zócalo, los jóvenes vestidos de negro arremetieron primero con piedras y botellas sobre la policía, pero algunos otros arrojaron bombas molotov, que prendieron fuego a los pies de los uniformados.
De inmediato, los granaderos comenzaron a perseguir a los agresores, quienes chocaron con los maestros disidentes que iban en retirada, y en medio del caos se enfrentaron de nueva cuenta.
Francisco Villalobos, secretario de organización de la Sección 22 de Oaxaca, pidió por un altavoz a la policía replegarse, mientras que los propios maestros identificaban a los agresores y los separaban del contingente magisterial a empujones.
Después de algunos minutos los maestros volvieron a agruparse y se encaminaron hacia el Zócalo, mientras el grupo de encapuchados corrió por Anillo de Circunvalación, con dirección hacia Lorenzo Boturini, y se dispersaron.
La Secretaría de Seguridad Pública del DF dio a conocer que durante las manifestaciones fueron detenidos 11 hombres, tres mujeres y dos menores de edad.
Informó que entre los objetos que les fueron decomisados a algunos de los detenidos había recipientes con gasolina, 78 bombas molotov, máscaras antigás, navajas y canicas, petardos y diversos artefactos pirotécnicos, gas lacrimógeno y mariguana.
Dijo que los detenidos enfrentarán las acusaciones de resistencia de particulares, ultrajes a la autoridad, delitos contra la salud y portación de objetos aptos para agredir.
“Diversas dependencias del Gobierno del DF trabajamos para cumplir con la instalación del Congreso general”, expresó el secretario de Gobierno Héctor Serrano.
En el operativo para resguardar las sedes del Poder Legistivo también participaron elementos del Ejército Mexicano. En el Senado había vehículos del Ejército artillados y en San Lázaro se apreciaron efectivos militares con sus rifles abastecidos.
(Con información de Julián Sánchez, Rafael Montes, Marcos Muedano, Alberto Morales, Natalia Gómez y Fanny Ruiz-Palacios)