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TIXTLA, Gro.— Con el agua hasta las rodillas, Francisco Chepillo se inclina para sumergir la mano y sacar un suéter. Casi putrefacto, lo levanta escurriendo con la esperanza de poder reutilizarlo, pero quedó inservible como todas sus pertenencias que se encuentran desde hace 40 días bajo el agua en el interior de su casa, cuando pasó por aquí la tormenta tropical Manuel.

Son decenas de personas las que a diario se meten entre el agua para poder llegar a sus viviendas y “darles una vuelta”, con el fin de ver cómo va descendiendo el agua, pero por las lluvias derivadas del huracán Raymond ésta permanece igual a como se encontraba el pasado fin de semana. Se observan casas con el agua casi hasta el techo, vehículos cubiertos del líquido y peces, que salieron de la laguna de Tixtla, que se desbordó el mes pasado.

“No me dio tiempo de salvar nada. Esto fue muy rápido”, subraya Francisco, quien habitaba con su madre una pequeña casa, de las aproximadamente 800 que aún tienen agua en esta localidad, y en algunas llega a casi dos metros.

Este último nivel, según el presidente municipal Gustavo Alfredo Alcaraz Abarca, descenderá en 20 días gracias a cuatro bombas con las cuales se expulsan 500 litros por segundo.

Chepillo confía en que esto sea en breve, pues quiere realizar un recuento de los daños de su casa y limpiarla, y resignado resalta que quiere comenzar de nuevo para darle a su madre lo necesario.

El campesino, de 50 años, dice que espera una oportunidad para poder trabajar en cualquier cultivo. “Como campesino tengo que surtirle a todo, porque si nada más hago una cosa en una siembra a veces me va bien y a veces, mal”, afirma.

Quiere reponer algo de lo que perdió y pide a las autoridades más apoyo, pues señala que hasta ahora sólo le han proporcionado mil 220 pesos a través de Sedesol. “Quiero comenzar a hacerme de mis cosas, pues perdí hasta los papeles, los del (Programa) 70 y Más, que era con lo que se ayudaba mi jefa”.

A su vez, Pedro Dirsio Castillo, quien es maestro jubilado, dice que esperará a que baje el nivel del agua para comenzar de nuevo a levantar su hogar, y hace un recuento de algunas cosas que perdió: “Dos juegos de sala, dos pantallas grandes, un comedor colonial, dos roperos grandes, tres camas matrimoniales que se me echaron a perder y así, muchas cosas, todo”.

Viudo, a sus 63 años, dice que dependen de él su hija y su nieto. Que sólo vive de su pensión y que, como miles de personas afectadas, espera rescatar en primer lugar su casa.

Fueron entre mil 200 y mil 300 viviendas afectadas, “con daño menor, daño regular y las que fueron en su totalidad. Son 70 contabilizadas en esta última situación, que son de adobe con teja”, reporta el presidente municipal Alcaraz Abarca. Descarta robos en las casas, pues sostiene que oficialmente en el Ministerio Público no hay ninguna denuncia presentada.

Pedro Dirsio Castillo, Gustavo Chepillo, al igual que otro de los afectados, Eduardo Chepillo Nava, quien también es campesino, señalan que sí ha habido rapiña, pese a los rondines que constantemente hacen en lancha elementos de la policía local y los recorridos que realizan elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional.

“Por eso también me doy mis vueltas”, insistió Eduardo Chepillo Nava, en cuya vivienda el agua llega a casi dos metros de alto. Ayer, comentó, fue a tomar unas fotos, pues las autoridades les solicitan constancia gráfica del estado de sus viviendas para incluirlos en los apoyos.

“Sólo espero que sí llegue esa ayuda y pronto, porque ya tiene más de un mes de la tragedia y no tenemos nada, sólo el agua que nos llega casi hasta el techo”.