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LA PINTADA, Gro.— Sobrevivientes de esta comunidad se resisten a que donde quedaron sepultados sus familiares se convierta en camposanto. “Lo que queremos es que el presidente Peña Nieto cumpla con su promesa de que remuevan esto y saquen los cuerpos para después quitar toda la tierra y volver a levantar aquí mismo La Pintada”, sostiene Gildardo Moreno Ávila, habitante de esta comunidad.

Dice que, de 72 registrados como desaparecidos, han sido 23 cadáveres los rescatados, tres de los cuales no han sido reconocidos, y que son más de 20 los que yacen allí y más de 10 los que, estimó, se los llevó el río luego de que el alud de tierra los aventó hasta allí.

Gildardo Moreno llegó ayer a este lugar, donde tiene más de 40 años viviendo, con un trascavo para remover la tierra, pero se queja de que no hay operadores para manejar esta y otras máquinas que están ahí paradas. “Parece un estacionamiento, sin nadie que las mueva, y mientras pasa el tiempo nosotros seguimos aquí esperando que se cumplan las promesas”, dijo.

Al igual que su tío José Ávila Nava, cuyas casas se salvaron de ser devastadas en su totalidad, Gildardo sostiene que no quiere irse de aquí, que no los muevan a otro punto, que debe hacerse una reconstrucción de este pueblo cafetalero.

“Ya no me muevo de aquí, sólo que la naturaleza vuelva a querer hacer otra gracia, pero ya necesitamos estar aquí (los que se fueron a un albergue o con otro familiar) porque debemos ver qué va a pasar y no dejar que hagan un cementerio aquí.

“Yo no estoy de acuerdo, yo como familiar de hartos que están ahí no estoy de acuerdo, y siento que la mayoría no están de acuerdo. Por eso, que cumpla Peña Nieto lo que dijo, que deje como estaba ahí”, insiste el hombre de 50 años que, al igual que su tío, está dedicado al cultivo de café.

Moreno Ávila cuenta que cuando ocurrió el alud ayudó a rescatar a mucha gente y a sepultar a otras. Que ha salido y regresado durante las últimas semanas al lugar porque llevó a sus hijos a otro sitio para que siguieran estudiando.

Regresó ayer para quedarse y tratar de que que se haga algo a fin de que retorne la gente que está en diferentes sitios, para realizar un consejo con el objeto de decidir qué se hará, pues consideró que si bien las autoridades pueden mandar especialistas o geólogos y decir que llevarán a cabo una reubicación, quien debe determinar finalmente el destino de La Pintada son quienes perdieron todo y quienes allí tienen sus raíces.

“Es tiempo de ponernos a trabajar aquí, de comenzar s sacar nosotros a nuestros muertos. Yo perdí a dos primas hermanas como familiares más cercanas, pero familiares no directos fueron como 20".

Gildardo resalta que también es momento de trabajar en lo suyo, pues el mes próximo inicia la cosecha de café y deben rescatar un 40% de los cultivos del total que fue destruido. “Y confiamos en que también el gobernador Ángel Aguirre cumpla con su promesa de que el primer café que se comprará, y a buen precio, sea el de La Pintada”, dice.

Su tío se acerca a unos costales con café que rescató y señala que la mayoría ya está podrido, que sólo un bulto está aún en buenas condiciones, pero que lo que se cosechará a partir del mes próximo les dará un respiro económico, aunque sabe que será muy poco.

José Ávila nunca salió de La Pintada aunque autoridades, principalmente mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional, se lo pidieron. Él continuó siempre en la parte que le quedó de su casa y da gracias por sobrevivir, aunque perdió unos vehículos que utilizaba en el campo y otros enseres para su actividad cafetalera.

Don José, quien tiene 50 años viviendo en este lugar, es más enfático que su sobrino en que sea aquí mismo donde se levanten las nuevas casas.