En Almoloya, Caro Quintero encontró al 'diablo'
EN RECLUSIÓN. Caro Quintero pasó tres meses en el área de castigo . (Foto: Archivo EL UNIVERSAL )
Video. Video Rafael Caro Quintero, el ´Narco de narcos´
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Si algo le dolió a Rafael Caro Quintero fue haber llegado hasta la aduana del penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, su anfitrión era el más odiado por él, y viceversa.
Frente a él, Juan Pablo de Tavira era el diablo en persona, especialmente porque nunca después volvió a tener la tranquilidad y las comodidades que pudo pagar en el Reclusorio Norte.
La voz de Juan Pablo de Tavira era firme: "a partir de ahora no eres Rafael, eres un número más", mientras que Caro Quintero con su rostro y cuerpo le demostraba que no se iba a dejar intimidar.
Pero tampoco lo haría Juan Pablo de Tavira y mientras más resistencia ponía Rafael Caro Quintero, la decisión del entonces director del penal de alta seguridad era demostrarle que ahí no podría hacer nada que no se le ordenara, que su reinado había terminado.
Tras la negativa de Rafael Caro Quintero de entender las reglas, la orden de Juan Pablo de Tavira fue clara: "te vas al hoyo, hasta que aprendas".
Y antes de ser llevado al área de castigo del penal de alta seguridad el narcotraficante alcanzó a decir: "estás viviendo horas extras. Estás respirando horas extras".
Así comenzó la amenaza de Caro Quintero, uno de los primeros internos que llegó al penal de alta seguridad en Almoloya.
Los tres meses que pasó en el área de castigo dieron resultado: tras el primer mes se negó a acatar órdenes y permaneció otro mes más, pero al tercero salió visiblemente demacrado, con algunas secciones del cabello canoso y la decisión de que Juan Pablo de Tavira no viviría mucho tiempo.
Juan Pablo de Tavira solía contar cómo había sido el único en enseñarle a Rafael Caro Quintero que en la vida había reglas y también consecuencias, de cómo solía ingresar al módulo uno en el penal para observar lo que hacía el narcotraficante que constantemente pintaba crucifijos al óleo e invariablemente le recordaba al director que respiraba horas extras.
La esposa de Caro Quintero, enfundada en un abrigo de pieles, bajaba de su Mercedes Benz conducido por un chófer para mostrar los cuadros al óleo pintados por su marido, a los reporteros que permanecían en espera e ingresar a las audiencias del caso Colosio y Ruiz Massieu.
De todos esos movimientos conocía Juan Pablo de Tavira, como de vez en vez le enseñaba a su manera a Caro Quintero a no volver a revelarse, y las amenazas comenzaron a escalar.
Un intento de asesinato en su casa de la carretera México-Toluca donde ahora se observan tres restaurantes, hizo que Juan Pablo de Tavira endureciera su actitud con caro Quintero y la guerra entre ellos decía el director del penal terminaría con uno de ellos muerto.
El 21 de noviembre del 2000 después de participar en un evento en un centro universitario en Hidalgo, mientras estaba en la cafetería de la escuela Juan Pablo de Tavira fue asesinado por un hombre.
spb