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El número de trabajadores que ganan hasta un salario mínimo registró un incremento de 16.5% en los últimos seis años, al pasar de 5 millones 545 mil a 6 millones 462 mil personas, y ahora representan 13.1% del total de la población ocupada al cierre del primer trimestre del año, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

De acuerdo con los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del organismo, el salario mínimo se ubica actualmente en 65.68 pesos, monto que alcanza para comprar 5.5 kilos de tortillas de maíz.

Sin embargo, hace seis años se podían adquirir 6.35 kilogramos con un minisalario. De 2008 a junio de este año, el nivel de precios de los productos que conforman la canasta básica creció 36.5%, mientras que el promedio del salario mínimo aumentó 29% en el mismo periodo, lo que implicaría un rezago de 7.5%.

La pérdida del poder adquisitivo de los salarios mínimos se ha acumulado a lo largo de varios años, ya que de 1994 a 2013 la caída de este tipo de percepciones en términos reales es de 26.5%, según cálculos de la propia Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami).

Es necesario revisar el salario mínimo, pero preocupa que se maneje solamente como una bandera política y se pierda su importancia económica, advirtió el director de la Asociación Mexicana de Recursos Humanos (Amedirh), Pedro Borda.

“Actualmente el pobre nivel de los salarios mínimos es un problema porque dichos ingresos no se modificaron como debía haber sido a lo largo de tantos años”, destacó Borda.

“El riesgo ahora es que si se hiciera un aumento importante, como a la mejor es necesario hacerlo, se generaría una serie de presiones en las revisiones de los contratos colectivos de trabajo, que buscarían un incremento similar”, añadió.

Afectaciones

Adicionalmente, hay más de 120 leyes o reglamentos indexados con el salario mínimo que se verían afectados si se aplica un ajuste considerable en dichos ingresos. Otro problema sería el impacto en las empresas que pagan este tipo de sueldos, aun cuando no hay cifras muy claras al respecto, por lo que Borda advirtió la necesidad de realizar un análisis profundo sobre el planteamiento del Gobierno del Distrito Federal, de aprobar un aumento al salario mínimo.

Se argumenta mucho que el salario mínimo ya no debería ser la referencia para ajustar las percepciones, y hay esfuerzos en el Distrito Federal para tratar de desvincularlo del cobro de multas y servicios, dijo Carlos Canfield, investigador de la facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac.

El argumento que se utiliza es que realmente no se paga el salario mínimo en las empresas, pero eso es parcial, porque si se observan las estadísticas del propio Inegi se advierte que hay una cantidad importante de trabajadores que ni siquiera lo alcanzan, destacó el académico.

En su opinión, mientras que el salario mínimo se ha incrementado de forma gradual pero consistente en países como Chile, Brasil o Argentina, los niveles de desigualdad en dichas naciones no se dispararon y no se ha afectado el nivel de empleo.

“Lo que observamos es que la mayoría de los empleos que se genera en el país es precario, y aunque paguen dos o tres salarios mínimos siguen siendo insuficientes para la gran mayoría de la población, sobre todo si tomamos en cuenta el dinamismo de la inflación de los bienes y productos que consumen los hogares”, lamentó.