Exigen con bloqueo retiro del Ejército
En respuesta a la presencia de un convoy militar, alrededor de 500 habitantes de Petaquillas tomaron la carretera libre hacia Acapulco y colocaron piedras para impedir el paso de los vehículos castrenses.. (Foto: JORGE RÍOS. EL UNIVERSAL )
Chilpancingo.— A tres días de que la gente de esa localidad tomó las armas con el apoyo del Frente Unidos por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) para bajar los índices de violencia, la situación es tensa.
A las 16:00 horas, en respuesta a la presencia de un convoy militar, cerca de 500 habitantes de Petaquillas toman la carretera libre a Acapulco, y colocan piedras para impedir el paso de los vehículos.
“No los queremos aquí. Retírense a su cuartel o en la entrada a Chilpancingo; de lo contrario no libraremos la carretera”, advierten.
La orden de los mandos es instalar un retén en ese punto preciso; la gente no accede.
Un coronel dialoga con Belester Herrera Rojas, representante de Petaquillas. “Si nos quieren apoyar ubiquense en el corredor azul, por ahí es de donde bajan los sicarios de Quechultenango”, dice el hombre, quien en su época fue comisario del pueblo.
“Yo recibo órdenes y aquí nos tenemos que quedar”, responde el mando castrense a don Belester.
Los gritos de la población se hacen presentes. “Si no se van aquí nos quedaremos toda la noche si es necesario”.
El convoy militar retrocede un poco en dirección a la comunidad de Mazatlán. Pero la población quiere que se retiren por completo del corredor del Valle de Ocotito.
Hombres y mujeres están enfurecidos con los elementos militares, a quienes responsabilizan de la situación de inseguridad en la que viven por no actuar a tiempo.
Avanza la comunidad de Petaquillas hacia el convoy para retomar el diálogo. De nuevo Belester, la voz del pueblo, platica con el mando castrense.
“Se decidió que los podemos dejar pasar al corredor azul, pero sólo a un grupo de 40 elementos, no más”.
El coronel indica que el personal que se encargará de esa zona es la que se encuentra en la entrada a Chilpancingo y que ellos se mantendrán cerca de la entrada a Petaquillas. Sin embargo, no accede la comunidad.
La petición del Ejército es que se abra un carril para liberar el tráfico que se ha generado. La población no acepta
El gobierno estatal intenta entablar el diálogo. Manuel Vélez, asesor del gobernador, es quien intenta la negociación. “Queremos una mesa de negociación para que sepan que el gobierno está de su lado, pero necesitamos que liberen la carretera”.
El funcionario también propone que mantengan su retén los comunitarios y a unos metros el del Ejército.
La respuesta de la gente es que no aceptan e insisten en que se retire el convoy castrense.
Han pasado más de dos horas y todavía no hay arreglos para liberar la carretera federal.
Belester Herrera Rojas, de nuevo se acerca con los militares.
Luego de consultar con la población, le indica a los militares que sólo una comisión castrense podrá pasar al otro lado del pueblo para apoyarlos en los patrullajes “ahí en dónde están los sicarios vestidos de policías estatales”.
El planteamiento es que una fuerza de 40 o 50 militares pasen por el pueblo para que ayuden a combatir al crimen que viene de Quechultenango.
Una señora interrumpe el diálogo. Apenas y puede hablar del coraje.
Se trata de la madre de la joven que hace tan sólo un par de días fue asesinada en presencia de su hijo de dos años de edad.
“Cuando los necesitamos nunca están. Personas armadas entraron a mi casa y mataron a mi hija, a mi nieto lo golpearon; vayan al hospital para que vean cómo me lo dejaron”.
Una de las manifestantes tiene el número celular del general Raúl Gámez Segovia, con quien ahora intenta llegar a un acuerdo.
Por el altavoz se escucha al general decir que sus elementos no se pueden retirar, lo único que pueden hacer es retirarse un kilómetro, no más.
La noche cae. Han pasado alrededor de cuatro horas y la carretera sigue tomada por el pueblo, el cual hace tres días decidió hacerse responsable de su propia seguridad.
Hacen una fogata en medio de la carretera. Llega una camioneta con comida; señal que esto va para largo. Los autos varados son incontables.
Los pobladores ahora piden la presencia de autoridades de los tres niveles de gobierno y de la Comisión de Derechos Humanos.
Se reanuda el diálogo con el representante del gobierno estatal para pedir una comisión que acuda a Palacio de Gobierno. “Si no aceptan la propuesta nos podemos amanecer aquí y estar una semana si quieren”, enfatiza.