Una de las manifestaciones ciudadanas más concurridas en la historia de Cancún se desarrolló la tarde noche del jueves, cuando un promedio de cuatro mil personas salieron a participar en el Día de Acción Global por los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero, hace 55 días.

Estudiantes, maestros, activistas, miembros de la comunidad artística, jóvenes anarquistas y ciudadanía en general; infantes, adolescentes, hombres y mujeres, adultos mayores, caminaron por las calles del centro de la ciudad.

Desde la mañana, alumnos de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo), realizaron una marcha por el bulevar Bahía, en Chetumal y estudiantes del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM se fueron a paro de clases en Puerto Morelos.

Tulum y Playa del Carmen no fueron la excepción y también protagonizaron sus propias protestas ciudadanas. Los primeros, con una centena de habitantes, entre estudiantes, maestros y hasta turistas. La segunda, sumando entre 500 y 600 personas reunidas afuera del Palacio Municipal.

Ahí, una chamana de origen Maya condujo una oración colectiva hacia los cuatro puntos cardinales, mientras se quemaba copal.

Artistas locales entonaron canciones, se hicieron representaciones cortas, se exhibieron videos sobre el tema de Ayotzinapa y se evocó al periodista independiente, Pedro Canché, encarcelado y golpeado en la cárcel de Felipe Carrillo Puerto, a quien se acusa de sabotaje por haber cubierto protestas cuidadanas ante el alza en tarifas de agua potable.

La convocatoria para Cancún marcaba las 18 horas en Malecón Tajamar, vestidos de negro. Poco a poco la gente fue llegando. Antes de salir, algunas madres de familia pidieron a los jóvenes anarquistas integrarse a la protesta pacífica, sin cubrirse el rostro. Ellos se negaron.

Argumentaron que corrían peligro al estar identificados por las autoridades, al haber recibido amenazas luego de varios años de participar en este tipo de acciones. Otros ciudadanos intervinieron para aclarar que sobre todos pesaba el riesgo.

Conservando sus capuchas, los jóvenes no se mezclaron con el contingente, pero avanzaron detrás, con respeto, mientras la columna creía en longitud, a medida en que se incorporaba más y más gente. Con una manta sostenida por los que marchaban al frente, además de las pancartas, letreros y velas que portaban el resto, se desplazaron por la avenida Bonampack.

Casi en silencio, sin gritos ni arengas, las y los cancaneases caminaron juntos, como pocas veces. Llegaron a la entrada del bulevar Kukulcán, que comenzó a ser bloqueado por la policía municipal para cerrarles el paso hacia la zona hotelera. Atrás de las patrullas elementos de Seguridad Pública.

La gente giró hacia la Glorieta del Ceviche y tomó por la avenida Tulum, para dirigirse al Parque de las Palapas. Más adelante les esperaba la imagen inédita de Plaza La Reforma -la plaza pública de la ciudad- amurallada, mientras policías locales rodeaban el Palacio Municipal.

Eran las 19:30 horas cuando los manifestantes llegaron ahí. El silencio se rompió cuando la gente comenzó a contar en voz alta hasta 43 -número de los normalistas desaparecidos-.

El contingente se abrió paso a lo largo de uno de los andadores del centro de la ciudad, que conduce al Parque de las Palapas, espacio público que casi llenaron.

Hicieron el pase de lista con los nombres de los 43 normalistas desaparecidos, volvieron a contarlos y guardaron un minuto de silencio, en honor a los seis jóvenes asesinados. Un joven tomó su guitarra e interpretó algunas canciones, otros se turnaron el micrófono para informar, reprochar, reflexionar sobre la situación de México, explicar el por qué de su presencia y convocar a la gente a no permitir que la llama de indignación y solidaridad que les llevó hasta ahí, se extinga en los próximos días.

Al terminar, poco antes de las 21 horas, el saldo de la protesta fue blanco. Sólo se registró la pinta de la estructura de Las Palapas.

jlc