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Tierra expulsa a tzotziles

Fredy Martín Corresponsal| El Universal
04:05Domingo 28 de julio de 2013
Ante la falta de oportunidades, mujeres, hombres y nios salen de unas menos 70 comunidades chamulas

VIAJE. Ante la falta de oportunidades, mujeres, hombres y niños salen de unas menos 70 comunidades chamulas a otras ciudades y se convierten en ambulantes. (Foto: FREDY MARTÍN / EL UNIVERSAL )

Experto asegura que la falta de tierra en San Juan Chamula ha incrementado la migración de adultos y niños a otras entidades del país y a Estados Unidos. Para subsistir se dedican a la venta de plantas, artesanías y dulces, como Feliciano Díaz (Manuel), niño tzotzil que fue humillado por funcionarios de Villahermosa

SAN JUAN CHAMULA

“Parece que el patrón San Juan ha abandonado a los más pequeños de sus hijos en Chamula. La madre tierra ya no da”, explica el antropólogo Gaspar Morquecho, para sintetizar la migración de hombres, mujeres y niños hacia urbes de todo el país.

Como el niño Feliciano Díaz Díaz (Manuel), que fue humillado por inspectores del ayuntamiento de Villahermosa, Tabasco, muchos dejan temporalmente sus hogares para trabajar en la península, Oaxaca, Veracruz, Acapulco, Sinaloa, Puebla, Tijuana y otros lugares.

Con una caja de madera o canasta de mimbre, los niños tzotziles recorren las calles de las ciudades para vender dulces y cigarros, asear calzado y limpiar parabrisas de autos, en jornadas que van de las 8:00 horas a la madrugada del otro día.

Cuando el campo se torna de un verde intenso y empiezan a aparecer las matas de maíz en la tierra negra, los niños y jóvenes que terminaron el ciclo escolar en la primaria, secundaria y preparatoria, saben que es el momento de partir.

Los más agraciados se quedan en Jovel, como llaman a San Cristóbal, otros en Tuxtla Gutiérrez, pero la mayoría debe viajar hasta dos días para llegar a Sinaloa, Baja California, Playa del Carmen o Yucatán.

Dos jóvenes estudiantes de preparatoria de la cabecera municipal cuentan que cada año viajan a Villahermosa para trabajar en la venta de dulces, actividad que les reditúa ganancias de entre 120 a 150 pesos al día, para recorrer de la Plaza de las Armas, al centro de Villahermosa.

Pascual López Méndez, de 74 años de edad, cuenta que muchos de sus paisanos han abandonado sus comunidades, para dedicarse a la venta de flores, dulces y artesanías en las grandes urbes.

Los tzotziles son impulsados a abandonar sus hogares porque de las 150 comunidades de Chamula, por lo menos en unas 70 “ya no hay tierras” para “tanta gente”.

“Sufrimos en San Juan Chamula”, dice el anciano que por varios meses se traslada a Villahermosa para vender dulces y cigarros en el hospital Del Sur, a unas calles de la Quinta Grijalva, donde permanece desde la mañana a antes de caer la noche.

Durante el día, el tzotzil puede obtener ganancias que van de los 100 a 150 pesos al día, pero debe gastar unos 30 pesos para comprar algo de comer en el transcurso del día.

Por la noche, se traslada hasta una zona cercana al Periférico, donde renta un cuarto por 500 pesos al mes, donde vive con sus hijos y los hijos de éstos.

Después de varios meses de trabajar en la capital de Tabasco, el anciano adventista —que fue perseguido por los caciques católicos en la década de los años 70— regresa a con sus nietos e hijos a su pueblo Bechentik, en el camino que va Chenalhó.

La indígena Rosa Méndez López desde hace más de dos años viaja a Oaxaca para comerciar artesanías, mientras sus hijos le ayudan con los ingresos para la alimentación y pago de la renta del cuarto, vendiendo dulces y cigarrillos en las entradas de restaurantes y hoteles.

El antropólogo Gaspar Morquecho Escamilla dice que los chamulas tzotziles desde mediados del siglo XIX se han desplazado “dentro y fuera de la región alteña” para desempeñarse como arrieros, cargadores o trabajadores migratorios.

Explica que en el año 2000, cuando se registró la primera oleada migratoria en Chiapas, muchos chamulas emigraron a Estados Unidos, lo que colocó a esta entidad como la sexta expulsora de mano de obra, con alrededor de 120 mil migrantes fuera de sus hogares.

La migración de los chamulas, explica el candidato a doctor, que los niños se queden solos en las aldeas “sin el cuidado de las madres o padres migrantes o dejan de ir a la escuela para irse de vendedores ambulantes con su padre o madre a una ciudad turística”.

Otros niños “no han podido matricularse por falta de actas de nacimiento o han sido otras familias, y no el padre, el que ha firmado el documento (de identidad)”.

En Chamula, los ak’ takin (prestamistas locales) y los polleros recibieron sustanciales ganancias económicas durante los mejores años del flujo migratorio.

“Los prestamistas se han enriquecido con las remesas enviadas a Chiapas, mientras que muchas familias de indocumentados están cada vez más endeudadas. La división entre los ricos y pobres es cada vez más pronunciada y varios de los ‘pobres’ se han visto obligados a abandonar la aldea”, dice.

Muchas mujeres que se han quedado solas en las comunidades se dedican a labores agrícolas, en la producción y venta de artesanías o leña, abren tendejones o trabajan como jornaleras en tierras de sus vecinos, otras se han hecho cargo de los servicios comunitarios que contrajeron sus familiares.

La organización Melel Xojobal AC explica que la infancia indígena en Chiapas “vive en condiciones de exclusión social, pobreza y discriminación por su condición de etnia y edad, y las políticas públicas destinadas a garantizar sus derechos mantienen una mirada asistencial sobre la infancia que los sigue considerando objetos de protección y no sujetos de derecho”.

Sólo en San Cristóbal de las Casas hay mil 253 niños que trabajan y mil 201 que acompañan a sus familiares en actividades laborales. De ese total, 92% son indígenas, explica.

La presidenta del DIF municipal, Dolores Sánchez Gómez, dio a conocer que Feliciano llegará la próxima semana, acompañado de funcionarios de Tabasco y de Chiapas, para entregarlo a sus padres, en la comunidad El Romerillo.

Hoy, una comisión de funcionarios arribará a San Cristóbal para trasladarse a El Romerillo, donde vive Feliciano y hablar con sus padres, pero será hasta el lunes o martes cuando vuelva a Chiapas.



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