Historia Festejaban cuando iniciaron los disparos
TRAGEDIA. En el lugar de los hechos fallecieron nueve personas, uno más perdería la vida cuando era atendido en un hospital del seguro Social. De las 13 víctimas, tres se mantienen con vida y bajo vigilancia policiaca. (Foto: ALEJANDRO BRINGAS / EL UNIVERSAL )
Las víctimas de la masacre de Loma Blanca eran un equipo de beisbol llanero conocidos como “Los Cardenales”. Según familiares, nunca ganaban, por tres torneos consecutivos fueron los peores, pero el domingo pasado confirmaron una racha ganadora que los llevó a obtener el trofeo y por eso departieron entre tíos, primos, entrenadores y amigos. La fiesta que empezó a las tres de la tarde terminó en tragedia.
El lunes por la mañana, en medio del olor penetrante de la sangre que se apreciaba en todo el lugar, las madres llegaban a constatar y a dar crédito a lo que escucharon en las noticias. Los insultos a la autoridad fueron inmediatos y el desquite contra reporteros y fotógrafos también.
“No puede ser, otra vez esto. El presidente municipal y todos salen diciendo que ya todo está tranquilo, que Juárez es diferente y no se cuantas cosas y miren esto; no es cierto. Otras vez inocente muertos, ahora que van a decir, que también eran pandilleros. Mi sobrina apenas tenía siete años, era narcotraficante o porque la matan así; a ver ahora que dicen”, gritaba entre lágrimas Arturo, quien dijo ser el tío de la niña de 7 años que murió en el ataque.
En medio del caos, como si fuera una especie de fantasma, Angélica Frayre deambulaba en el patio con una foto de su hermano, Alonso que apenas hace dos meses había cumplido 15 años de edad, aún sin asimilar el hecho, buscaba a alguna autoridad para que explicara lo sucedido.
“Mi hermano era sano, nunca lo había visto tan entusiasmado con algún deporte más que en este [el beisbol], apenas le había hablado para los estatales porque era bueno. No quiso ir porque le gustaba más este equipo, aquí tenía amigos y todo y mire nada más como terminó”.
“Ellos nunca ganaban, esta era la primer vez que ganaban un torneo y mire, todos llorando en lugar de festejar. Es algo increíble, no sé qué fue lo que pudo haber pasado, eran deportistas, jóvenes, no creo que alguien se haya desquitado con ellos así nomás porque ganaron. Delincuentes o malos muchachos no creo que fueran, ahora vamos a esperar que es lo que nos dicen las autoridades sobre esto”, explicaba la mujer al tiempo que mostraba la fotografía de su hermano Alonso a los reporteros.
El joven, según su hermana, cursaba apenas el primer año en el CecyTech. Después de jugar, dice, se encerró un rato en su cuarto a terminar la tarea para más tarde salir a festejar. Nunca se imaginaron que sería la última vez que lo vieran tan contento, Luis Alfonso murió junto a su tío Julio César Alrarcón, de 35 años, uno de los entrenadores del equipo “Los Cardenales” y organizador del convivio después de llevarse el trofeo.
“A los asesinos, mi madre y todos nos otros, les damos el perdón. Nos hicieron mucho daño sin motivo y ahora nos dejaron sin mi hermano y mi sobrino. A las autoridades, pues que sólo hagan su trabajo, que los detengan y que no permitan que esto vuelva a pasar, porque no saben el daño tan grande que le hacen a las familias y a la sociedad entera”.
“Nosotros somos gente de bien, Luis Alonso, además de buen estudiante, era muy religioso, era el coordinador del curso de confirmación en la iglesia de aquí a la vuelta, por eso es que no entendemos nada, no sabemos quién o por qué nos pueden hacer tanto daño”, expresa la hermana, quien no dejaba de sorprenderse, al explicar que la única vez que ganaron un torneo, todos terminaron muertos.