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Cosío, el villano más querido

César Huerta| El Universal
Martes 16 de julio de 2013

Video. Joaquín Cosio, el villano más querido

El actor dice que con su rostro no podría tener otros papeles; sin embargo, el director de el llanero solitario lo hizo sufrir

cesar.huerta@eluniversal.com.mx

Era un adolescente cuando Joaquín Cosío, considerado uno de los mejores villanos en cine de los últimas décadas, gustaba de hacer una maldad en el edificio en que vívía, en Ciudad Juárez, Chihuahua.

“En los 70, cuando caían unas nevadas brutales, llenábamos grandes baldes con nieve y desde la azotea veíamos pasar a la gente; se los dejábamos caer ¡era muy divertido”, recuerda entre risas el histrión.

Ahora las maldades se las ha hecho a varios personajes en El infierno, como “El Cochiloco” y recientemente a Johnny Depp y Armie Hammer en El llanero solitario, que estrena el viernes. Ahí interpreta a Jesús, miembro de una banda de forajidos en el viejo Oeste. “Disfruto hacer villanos, son divertidos; asustar al de enfrente o que el trabajo sea volcar la animalidad de uno, lo es”.

Pero hay que tener cuidado si alguien cree que eso le ha ocasionado enemigos en la calle. Si a los malvados de telenovelas la gente los insulta o golpea, para este actor nayarita de 50 años, las cosas son distintas.

La gente le sigue llamando “Mascarita”, por el éxito de este personaje en Matando Cabos; los microbuseros no le dejan pagar pasaje y no falta quien lo invite a comer, sin siquiera haberlo visto antes. Es, podría decírse, un villano favorito... y no de caricatura.

“Si hablamos de los rudos que he hecho en cine, son rudos con corazón, a los que la gente abraza fraternalmente; ‘El Cochiloco’ es un matón a sangre fría, pero pertenece a una generación de sicarios donde había reglas y lealtad”, considera respecto a ese fenómeno.

De broma Joaquín dice que con el rostro que posee, no puede hacer otro tipo de personajes. Hasta dice que de niño también le ofrecían jugar, pero siempre como malvado.

“Tengo una larga carrera en eso”, exclama sonriente. “La verdad es que era un niño bonito, el rostro se me endureció con la edad”, apunta el también coprotagonista de la comedia Pastorela, donde es un agente que a costa de todo, desea ser el Diablo en esa obra.

Pero para cada roto, dice, el dicho, un descosido. Y el director de El llanero solitario, Gore Verbinsky, lo hizo sufrir al ponerlo a filmar en la orilla de un barranco. “Es un director adorable, pero que le gusta el peligro. Me mandó a llamar para ponerme en el filo, con piedritas cayendo al vacío, había actores abajo que se veían de una micra; claro, luego te aseguran con cables, pero estaba aterrado”.

Su próxima aparición como malo sería en la obra Tirano Banderas, que se montará en España a partir de octubre.

“Es un montaje con el Teatro Nacional Español, estrenamos en octubre y, si todo sale bien, estaríamos en enero, en México, en Bellas Artes!”, informa Joaquín.



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