La catástrofe que no termina
POBREZA. Haitianos empobrecidos se han visto obligados a ocupar casas semidestruidas por el terremoto en Puerto Príncipe, debido a que los albergues temporales ya fueron retirados. (Foto: JORGE SERRATOS. EL UNIVERSAL )
pierre.rene@eluniversal.com.mx
Puerto Príncipe
Cinco años después del terremoto de magnitud 7.3 que destruyó buena parte de la capital haitiana y que provocó más de 300 mil muertos el 12 de enero de 2010, poco se ha realizado para reconstruir la ciudad. Apenas se limpiaron los edificios caídos, pero la población sigue viviendo en la misma miseria, cansada, hambrienta y abandonada por la comunidad internacional y por su propio gobierno.
Al salir del Aeropuerto Internacional de Puerto Príncipe, el mismo caos. La gente grita, pide dinero y ayuda; otros, como este señor vestido de blanco, hacen un llamado a la movilización de la población para reivindicar a sus políticos y autoridades hacer lo necesario para darles una vida digna. Algunos otros que mentalmente fueron afectados, llaman al fin del mundo.
La capa blanca que cubría el cielo por el humo provocado por la quema de basura para cambiar el olor a muerto desapareció, pero los deshechos se acumulan cada vez más por todos lados. Los ríos están llenos de botellas vacías, recipientes, zapatos de niños y bolsas de plástico.
En el centro, el Palacio Nacional, que se desplomó tras el sismo, desapareció y ningún plan para reconstruirlo ha sido presentado. Mientras, un edificio transitorio sirve al equipo presidencial para trabajar.
El Hospital de la Universidad Estatal de Haití (HUEH), cuyas instalaciones quedaron destruidas en un 60%, está saturado. El terreno fue limpiado para que una firma española pueda iniciar su reconstrucción en marzo.
En la catedral, en la que los dos arzobispos dejaron su vida, la estructura sigue de pie, pero los escombros del techo y paredes y las campanas fueron retirados. Una iglesia transitoria fue construida a unos metros mientras se continúa con la recolección de fondos para reconstruir lo que era el emblema de Puerto Príncipe.
Varios huecos se encuentran entre los edificios del centro. Ahí estaban las casas, comercios y otros inmuebles públicos que se derrumbaron después del terremoto que sacudió la capital a las 4:53 horas esa tarde del 12 de enero de 2010. Muchos otros edificios siguen iguales, caídos, sin techos o con paredes dañadas. Los comerciantes, ahora informales, invadieron las entradas de estos inmuebles para instalar sus negocios para poder comprar algo de comer.
Los parques como Champ-de-Mars, que sirvió de campamento para miles de personas, están desiertos. La gente fue desalojada y relocalizada en otros campamentos o crearon asentamientos irregulares en otros barrios y suburbios de la capital. Bardas de metal y láminas rodean estos espacios verdes que serán remodelados.
“¿Reconstrucción? ¿Cuál reconstrucción? No se ha hecho nada. La ayuda nunca llegó”, dice un señor que vende pinturas en los alrededores de Champ-de-Mars para poder vivir y comprar algo de comer para su familia.
EL UNIVERSAL recorrió el centro de Puerto Príncipe. Aparte del nuevo tribunal y el edificio del Ministerio del Interior que se están construyendo frente a lo que era el Palacio Nacional y otros inmuebles provisionales que el gobierno usa, se pudo constatar que poco se ha hecho en cinco años.
“No hemos logrado la reconstrucción. Es una farsa decir que se está reconstruyendo el país. No se hace mucho y no se ha hecho mucho para la reconstrucción. Una parte de la comunidad internacional no ha cumplido con su palabra. Hay mucha mentira. Había muchas promesas, pero la comunidad internacional no las ha respetado o no las ha podido respetar. Los haitianos pensaban que ellos iban a poder reconstruir la ciudad y el país, pero no se hizo nada”, dijo Hérold Toussaint, sociólogo y profesor en la Universidad Estatal de Haití (UEH).
Sin embargo, los campamentos con casas de acampar desaparecieron casi todos. Sólo quedarían 123. De los 1.5 millones de personas que vivían en casas de acampar instalados en varios parques de la capital, sólo quedaría entre 70 mil y 85 mil en la calle, según reportan datos de diferentes agencias gubernamentales de Estados Unidos y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Situación crítica
En Haut Damier, un barrio en el este de Puerto Príncipe donde se ubica la embajada estadounidense, la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés) y la Cruz Roja estadounidense construyeron 156 pequeñas casas de concreto para ofrecer un techo a la población afectada.
No obstante, si bien mucha gente huyó de Puerto Príncipe después del terremoto, la gran mayoría de los damnificados siguen viviendo en situación crítica en los suburbios y cerros donde se establecieron y construyeron cabañas hechas con láminas de metal, pedazos de madera y restos de carpas utilizadas por las organizaciones internacionales que dejaron el país meses después del terremoto.
“Fallamos en tomar la oportunidad de planear la reconstrucción de Puerto Príncipe. Mi país no supo tomar la delantera ni la oportunidad que dejó este desastre para cambiar el aspecto físico de nuestro país”, afirmó Jean-Robert Argant, ex presidente de la Cámara de Comercio y de Industria de Haití (CCIH).
“A nivel político, no tomamos las disposiciones necesarias para administrar el ‘después del terremoto’, porque esto necesitaba un liderazgo, una planeación y la instalación de un sistema que hubiera permitido no vivir lo que hemos vivido desde 2010”, agregó el ahora presidente coordinador del Collectif du 4 Décembre, una organización fundada en 2013 contra la decisión del gobierno de República Dominicana de declarar apátridas a miles de ciudadanos de origen haitiano establecidos en su territorio.
A esta falta de liderazgo y de planeación para la reconstrucción, se agrega el incumplimiento de las promesas de ayuda de los distintos gobiernos del mundo y de las organizaciones internacionales que se comprometieron a participar. Además, Haití enfrenta una grave crisis política que forzó la renuncia en diciembre pasado del primer ministro Laurent Lamothe, luego de que el gobierno no logró organizar elecciones legislativas, las cuales son esperadas desde hace tres años.
Todavía el presidente Michel Martelly negocia junto con el primer ministro nombrado, Evans Paul, y los presidentes del Senado y de la Asamblea Legislativa, un plan de gobierno que se seguiría hasta la realización de las elecciones legislativas que podrían llevarse a cabo este año junto con las presidenciales previstas para octubre. “No hay visión expresada por ningún partido. Parece que la oposición no quiere iniciar un diálogo”, expresó Argant. “Perdimos la posibilidad de poder construir un país bonito”, lamentó Sylvain Exantus, presidente de la Federación Protestante de Haití.