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Argentinos repudian muerte de fiscal; exigen justicia

José Vales / Corresponsal| El Universal
Martes 20 de enero de 2015

Video. Alberto Nisman estaba a cargo de investigar el atentado contra una mutual judía en 1994

Argentinos repudian muerte de fiscal; exigen justicia

Argentinos se enfrentaron con elementos de seguridad, luego de la manifestación por la muerte del fiscal Alberto Nisman, en la Plaza de Mayo de Buenos Aires. (Foto: PATRICIO MURPHY. XINHUA )

Miles salen a las calles. Alberto Nisman investigaba a Cristina Kirchner. La mandataria ordena desclasificar información sobre atentado a la AMIA

Buenos Aires.— Miles de argentinos salieron ayer en todo el país para expresar su repudio y exigir justicia por la muerte del fiscal especial Alberto Nisman, quien había acusado por encubrimiento en la causa de la AMIA a la presidenta Cristina Kirchner, al canciller Héctor Timerman y a otros miembros del kirchnerismo. Nisman apareció muerto ayer en la madrugada en su departamento con un disparo en la sien, en un hecho de inusitadas consecuencias institucionales que anoche derivaron en disturbios en diversos sectores de Buenos Aires.

La sospechosa muerte de Nisman, de 51 años, sacudió el panorama político argentino, por el tenor de las acusaciones que éste había dado a conocer el miércoles contra la mandataria, el canciller, el diputado Andrés Larrroque, líder de la agrupación juvenil La Cámpora, el piquetero oficialista Luis D´Elia y Fernando Esteche, líder de la agrupación Quebracho, acusada por diversos sectores de operar en sintonía con los servicios de inteligencia.

Los había imputado de encubrir a los acusados de perpetrar el atentado contra la mutual judía, AMIA, que en julio de 1994 provocó la muerte de 85 personas. Nisman decía contar con las pruebas “suficientes” para tener la certeza de que el gobierno, por orden de la presidenta, había llegado a un acuerdo con Irán para recibir petróleo y comprar granos por 4 mil millones de dólares, a cambio de levantar las alertas rojas en Interpol contra los cinco funcionarios iraníes acusados de perpetrar la masacre.

Así lo había revelado el fiscal ante la prensa y esperaba repetirlo ayer en la tarde ante los diputados. “Yo puedo salir muerto de esto”, había dicho en una entrevista publicada la semana pasada por el diario argentino Clarín, luego de presentar su denuncia.

Su cuerpo fue encontrado sin vida en el baño de su apartamento en el exclusivo barrio de Puerto Madero, adonde llegó su madre al ver que no respondía a sus llamados. Ni los 10 miembros de la policía federal que lo custodiaban ante la ola de amenazas que pesaban sobre él, ni nadie en el edificio se enteró de lo ocurrido con Nisman.

“No descarto suicido instigado”. La autopsia realizada de inmediato, por pedido de la fiscal Viviana Fein, determinó que murió de un disparo en el parietal derecho con una pistola calibre 22 hallada al lado de su cuerpo.

“No descarto un suicidio instigado”, dijo Fein a la prensa. También precisó que el arma no pertenecía a Nisman.

La reacción de la oposición no se hizo esperar. Desde la diputada Elisa Carrió, para quien fue “un asesinato o un suicidio inducido”, hasta el ex vicepresidente Julio Cobos, quien calificó el incidente de “sospechoso”. Nadie cree en la hipótesis del suicidio, salvo el secretario de Seguridad, Sergio Berni, el único del gobierno en llegar al lugar de los hechos.

Anoche, a través de las redes sociales, vecinos y familias convocaron manifestaciones en la Plaza de Mayo y en frente a la Quinta presidencial de Olivos para protestar contra el gobierno. Sólo en la Plaza de Mayo se produjeron disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y policías, sin que se lamentaran víctimas. La gente lleva cacerolas y carteles donde se leía “Todos somos Misman”.

Cristina expresa estupor. Ante las presiones y las sospechas, la presidenta rompió el silencio a través de una carta publicada en las redes sociales en la que confiesa su “estupor” ante la muerte de Nisman y se pregunta: “¿Por qué el fiscal regresó antes de sus vacaciones para hacer la denuncia?”. Además, volvió a acusar a los medios de “mentir”.

A través del secretario de Inteligencia, Óscar Parrilli, el gobierno anunció que la justicia declasificará la identidad de los agentes de inteligencia que aparecen en las grabaciones que Nisman esperaba presentar como pruebas.

Las imputaciones del fallecido fiscal contra la presidenta llegaron justo cuando el gobierno desató una guerra paralela dentro del Poder Judicial y en la secretaria de Inteligencia, al impulsar la reforma judicial para dar poder a los fiscales y desplazó a una veintena de agentes con Jaime Stiuso, el ex jefe de operaciones y hombre fuerte de la dependencia durante los últimos 35 años, quien a la postre era el agente que más y mejor conocía todos los vericuetos de la escandalosa investigación sobre lo ocurrido en la AMIA.

De hecho, fuentes inobjetables afirmaron a EL UNIVERSAL que fue el propio Stiuso el que le había pasado las grabaciones al fiscal y que éste “pensaba darlas a conocer en marzo, pero se adelantó cuando vio el comportamiento de Cristina Fernández ante los recientes atentados en Francia”.

Ante la masacre en la revista Charlie Hebdo, Kirchner y su gobierno ni repudiaron el atentado ni se solidarizaron. El canciller Timerman, quien se encontraba en París en esos días, llegó a decir que sólo había concurrido a la marcha de repudio “como un ciudadano común”, y no en representación del gobierno de su país.

Con el cadáver de Nisman aún caliente, en la política argentina hay un antes y un después de este hecho. Como en otros momentos históricos recientes, cuando el empresario Alfredo Yabrán se quitó la vida antes de declarar ante un juez sobre sus presunta participación en el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, o el suicidio de la ex secretaria de Emir Yoma (cuñado de Menem) Lourdes Di Natale, antes de declarar ante la justicia, el caso Nisman reviste una gravedad institucional de inusitadas consecuencias, en un país que ya se acostumbró a los suicidios en las esferas del poder, en vísperas de testimonios que pueden cambiar el curso de los hechos.



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