Felipe VI aboga por la unidad española
Video. Felipe VI subrayó en su discurso de proclamación que desde hoy encarna una monarquía renovada para un tiempo nuevo y animó a mirar hacia el futuro de un país que los españoles deben seguir construyendo juntos
FAMILIA REAL. Los reyes Felipe VI y Letizia, acompañados de sus hijas Leonor, princesa de Asturias (izq.), y la infanta Sofía, se asomaron desde el balcón del Palacio Real. (Foto: ANDREA COMAS / REUTERS )
MADRID.— En un acto sobrio, sencillo y muy protocolario, Felipe de Borbón se convirtió en el nuevo rey de España tras jurar su cargo en el Congreso de los Diputados y ante las Cortes Generales. Lo hizo con un discurso de proclamación en el que, consciente de la crisis institucional que vive la Corona, prometió “una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, apostó por la “unidad y no la uniformidad de España” y tuvo palabras de gratitud hacia sus padres Juan Carlos y Sofía.
El nuevo rey de España comenzó la jornada a las 9:30 de la mañana con un acto en el Palacio de la Zarzuela, donde su padre, quien decidió no acudir al Congreso para no restarle protagonismo a su hijo, le impuso sobre el uniforme militar la faja de capitán general de las Fuerzas Armadas pasándole así el testigo de jefe supremo de los ejércitos, condición inherente al cargo de rey. Luego, Felipe VI y su esposa Letizia recorrieron las calles adornadas con banderas españolas en un Rolls Royce escoltados por la Guardia Real.
Ante el Congreso de los Diputados, y después de saludar a Mariano Rajoy, presidente del gobierno, el rey, su esposa y sus hijas la princesa Leonor y la infanta Sofía, escucharon el himno nacional. Entraron al edificio entre gritos de “¡Felipe, Felipe!”.
Tras el discurso de Jesús Posada, presidente del Congreso de los Diputados, y en presencia de los miembros del gobierno, los presidentes de las 17 comunidades autónomas y de numerosos invitados como la reina Sofía, la infanta Elena, el abuelo de 96 años de la reina Letizia, Francisco Rocasolano, y su abuela materna, Menchu, periodista de profesión, y con la ausencia de la infanta Cristina, Felipe VI juró el cargo ante la corona y el cetro. Tras la proclamación y las vivas al rey y a España, los nuevos reyes se besaron en la mejilla.
“Inicio mi reinado con una profunda emoción por el honor que supone asumir la Corona, consciente de la responsabilidad que comporta y con la mayor esperanza en el futuro de España” comenzaba emocionado. “Una gran nación a la que quiero, a la que respeto y a la que admiro”, añadió, para luego rendir homenaje de gratitud y respeto a su padre “que abrió camino hacia la democracia”, y a su madre. “Juntos desde hace más de 50 años se han entregado a España”.
A continuación se refirió a sus funciones; dijo que su deber es ser “símbolo de la unidad y permanencia del Estado, asumir su más alta representación y arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones. Colaborar con el gobierno de la nación y respetar la independencia del poder judicial”. También subrayó la necesidad de que la Corona “busque la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza; y para ello, velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente”. Y dijo que encarna “una monarquía renovada para un tiempo nuevo”.
Ante el cada vez más numeroso movimiento republicano, Felipe VI defendió la monarquía parlamentaria y aseguró que “la independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora... le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político”.
También tuvo palabras a los movimientos nacionalistas, al decir que en una España “unida y diversa”, basada en la igualdad de los españoles caben todos los sentimientos y sensibilidades, las distintas formas de sentirse español. Abogó porque las instituciones, desprestigiadas a ojos de los ciudadanos, se revitalicen y se fortalezca la cultura democrática.
Y también expresó su solidaridad a los jóvenes que no encuentran trabajo Al acabar su discurso hubo vivas al rey y aplausos de todos menos del presidente autonómico vasco Iñigo Urkullu y el catalán Artur Mas.
Terminada la ceremonia, los reyes se trasladaron al Palacio Real. El rey de pie, saludando. La reina sentada, para no restarle protagonismo. Miles de personas se habían congregado para verles salir al balcón. Los reyes y las dos infantas, saludaron emocionados a los ciudadanos.
Por la noche, los reyes ofrecieron una recepción en el Palacio Real a la que asistieron unos 2 mil invitados representando a los diversos ámbitos de la sociedad española.
La comunidad internacional felicitó a Felipe VI por su proclamación. El presidente estadounidense Barack Obama manifestó su deseo de trabajar “estrechamente” con el rey, quien hoy mismo se reúne con el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, según reveló la Casa Real. (Con información de agencias)