El próximo jueves todos los ciudadanos mayores de 16 años y residentes en Escocia podrán votar en el referéndum que se celebrará en este país del norte del Reino Unido siempre que tengan nacionalidad británica, de la Unión Europea (UE) o de la Commonwealth. Será una consulta histórica a la que estarán llamados unos 4 millones 300 mil personas, quienes deberán contestar “sí” o “no” a la pregunta de si “Should Scotland be an independent country?”. Es decir, si Escocia debería ser un país independiente y dejar de pertenecer al Reino Unido junto con Inglaterra, Gales e Irlanda como ocurre en la actualidad.

Hace unos años las encuestas daban una clara victoria del “no”. Quizá esa fue una de las razones por las que el primer ministro británico, el conservador David Cameron, dio luz verde a la consulta. Seguramente pensó que una victoria del “no” le convertiría en el hombre que puso el punto final a un asunto que lleva demasiado tiempo sobre la mesa. Sin embargo, algunas últimas encuestas dan un empate técnico e incluso varias pronostican un resultado a favor de la independencia. De manera que si ganara el “sí”, Cameron pasaría a la historia como el artífice de la separación en lugar del de la unión, con las consecuencias que ello tendría para su partido de cara a las elecciones del año que viene.

También en la Unión Europea (UE) una victoria del “sí” provocaría un terremoto político , tal y como señalan varios analistas consultados por EL UNIVERSAL. Aunque mientras algunos de ellos, como Ignacio Molina, investigador principal para Europa del Real Instituto Elcano y profesor en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, asegura que tendrá un efecto dominó en otras regiones donde existen tensiones territoriales, otros, como Iván Serrano, investigador en Ciencia Política del Instituto Interdisciplinar de Internet (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) no creen que esto vaya a ocurrir.

“Hoy en día hay algunos lugares como Véneto (Italia), el Tirol (Austria e Italia), Chipre, Hungría y Flandes donde hay minorías que defienden un nacionalismo moderado. Sin embargo, si Escocia consiguiera la independencia ese nacionalismo podría despertar”, explica Molina en entrevista con EL UNIVERSAL. “Hasta ahora no ha surgido con más fuerza porque todos piensan que no es posible. Pero si ven que en Escocia se ha logrado y con un coste muy pequeño. Es decir, que es fácil separarse pero quedarse en la Unión Europea con los beneficios económicos que ello tiene, seguramente querrán hacer lo mismo”, añade.

Y es este posible efecto dominó una de las razones por las que, en su opinión, a la UE no le gusta nada este referéndum. Porque si sale el “sí” se creará un Estado nuevo que no tiene garantizada su adhesión automática a la UE. Así que reconoce que si gana el “no” “la UE respirará con alivio”.

“Si Escocia es finalmente independiente saldría de la UE y luego tendría que volver a entrar. Y para lograrlo, los 28 países miembros tendrían que ratificar su adhesión. Pero con que hubiera sólo uno, como España o el propio Reino Unido, que lo obstaculizara sería difícil que lograra una adhesión rápida”, explica. Además, si saliera el “sí” el gobierno escocés que encabeza el independentista Alex Salmond (Partido Nacional Escocés), tendría que comenzar un proceso de negociación con el Reino Unido para que la independencia se hiciera efectiva y en un plazo de 18 meses deberían negociar temas como qué moneda utilizará Escocia, qué porcentaje de deuda le corresponderá, cómo gestionará el petróleo, si seguirá recibiendo apoyo de Londres. “Y el propio Reino Unido podría poner obstáculos, porque en la actualidad hay muchos temas qué negociar y muchas tensiones en muchos de ellos, e incluso podría tomar represalias o llevar a cabo medidas de presión”, añade.

Iván Serrano, investigador en Ciencia Política del Instituto Interdisciplinar de Internet (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), no cree que en el caso de que Escocia consiga la independencia se vaya a producir un efecto dominó. “Hay más casos donde hay tensiones territoriales, algunos de ellos mal resueltos, pero porque Escocia logre la independencia no habrá efecto dominó. Eso de que Europa se va a romper tiene poco fundamento”, asegura.

Serrano reconoce que para volver a entrar a la UE, Escocia necesitará el voto a favor unánime de los 28. Pero recuerda el principio consultivo de la UE, que dice que los estados entran cuando cumplen unos criterios. “Eso puede permitir el veto pero quien se niegue a que un país entre tiene que dar una razón. No puede negarse sin más. Es lo que pasa en Turquía que lleva 30 años de candidata pero que por el tema de los derechos humanos hay países que le niegan la entrada”.

En este sentido, recuerda la independencia de los Países Bálticos como Eslovenia, que se independizó de Yugoslavia en 1991, y la de Letonia, que hizo lo mismo de la antigua URSS, y las declaraciones de políticos como de Valery Giscard d’Estaing, presidente de Francia entre 1974 y 1981, y de Jacques Delors, que fue presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995.

“Ambos dijeron que Eslovenia y Letonia no entrarían nunca y unos años después entraron. En el caso de Escocia no creo que haya dificultades para su ingreso. Todos los miembros de la UE tienen intereses en que ingresen. En el caso de Cataluña hay 5 mil empresas multinacionales como Sony o Volkswagen allí establecidas así que, ¿cómo les explicas que están fuera de los canales internacionales? La experiencia dice que interesa a todo el mundo, así que la adhesión a la UE en ambos casos sería un proceso rápido”, concluye.