Conservadores se imponen en el sínodo de obispos
Video. Alrededor de 200 obispos participaron en el Sínodo sobre la familia en el Vaticano, en el se trataron temas controvertidos como el de las personas divorciadas, vueltas a casar y el de los homosexuales
El papa Francisco, al cierre del sínodo de dos semanas en el que, refiriéndose a las divisiones mostradas sobre distintos temas entre los obispos, aseguró que las prefiere a una "paz falsa y aburrida".. (Foto: ANDREW MEDICHINI. AP )
Ciudad del Vaticano.— Los alrededor de 200 obispos participantes en el Sínodo sobre la Familia celebrado aquí no lograron llegar a un consenso sobre los temas más controvertidos: el de los divorciados vueltos a casar y el de los homosexuales, según revela el documento final difundido ayer, que suaviza considerablemente el texto presentado previamente por el cardenal Peter Erdo, al hacer desaparecer términos que parecían abrir las puertas de la Iglesia a estas personas y preferir la genérica palabra “acompañar”, como se subrayó durante la presentación del mensaje final de la Asamblea Extraordinaria.
De los 62 párrafos que integran el documento, no fueron aprobados, al no alcanzar el sí’ de las dos terceras partes de los votantes (123 votos), tres , bajo los siguientes títulos: “Ayuda pastoral a quienes viven en matrimonio civil o en convivencia; ayuda a las familias heridas (separados, divorciados no vueltos a casar, divorciados vueltos a casar y familias monoparentales); atención pastoral a las personas con orientación homosexual”.
Sobre la atención a las parejas gays, la versión presentada por Erdo se titulaba “Acogiendo homosexuales”, y aludía a la necesidad de “aceptar y valorar sus orientaciones sexuales” y de ofrecer a los gays “un hogar acogedor”. Estas frases fueron eliminadas del documento final y sustituidas por otras más vagas que hablan de que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto y sensibilidad” y de que “debe evitarse” la discriminación en su contra.
El texto definitivo subraya que “no hay fundamento alguno” para comparar el matrimonio homosexual con el heterosexual; la versión anterior señalaba que la Iglesia debía reconocer que las parejas del mismo sexo se ofrecían “ayuda mutua” y un “apoyo precioso” en tiempos difíciles.
Aun así, el papa Francisco se mostró optimista. “Personalmente me hubiera preocupado y entristecido realmente si no hubiéramos tenido (...) estas discusiones tan animadas”, dijo en su discurso de cierre del sínodo de dos semanas, subrayando que no quería verse confrontado con una “paz falsa y aburrida”. “Vi y escuché, con alegría y gratitud, discursos e intervenciones llenas de fe, fervor pastoral y doctrinal, sabiduría, franqueza, coraje, parresia (decirlo todo, en griego)”, añadió.
El documento final, en todo caso, no es concluyente: deberá ser revisado y aprobado definitivamente por el sínodo ordinario del año próximo. Por ello, Francisco recordó a los padres sinodales que “tenemos un año para madurar las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a los desafíos de la familia, un año para trabajar en la Relatio synodi (Relación del sínodo), que será el resumen de todo lo que se ha discutido en los círculos menores”.
"Muy decepcionante". El optimismo del Papa contrastó con la reacción de grupos reformistas como New Ways Ministry, un ente católico de Estados Unidos que promueve los derechos de los homosexuales y cuyo director, Francis DeBernardo, dijo que era “muy decepcionante que el reporte final del sínodo no retuviera la afable bienvenida a lesbianas y gays que se incluía en el borrador del reporte”.
En cambio, el blog católico conservador Rorate Caeli elogió el texto definitivo como “un revés considerable para los revolucionarios”.
El documento evidencia algunos de los graves problemas que vive la familia de hoy, como “la fidelidad conyugal”, que la Iglesia considera “el gran reto”; el decaimiento de la fe y los valores, el individualismo, la pobreza de las relaciones, consecuencia, señala, de hacer caso omiso de “la reflexión, que también marca la vida familiar” y que provoca “no pocas crisis matrimoniales”, el origen de “nuevas relaciones, parejas, uniones y matrimonios que crean situaciones familiares complejas”.
Por la mañana, el cardenal Gianfranco Ravasi, presentó el mensaje elaborado por los padres sinodales.
En él, se señala que la Iglesia se abría a las “mutaciones de la sociedad” y que durante esta primera etapa la asamblea sinodal había “reflexionado sobre el acompañamiento pastoral y el acceso al sacramento de la comunión a los divorciados que han vuelto a contraer nupcias” y que, durante la misma, cada obispo había externado sus razones y sus argumentos partiendo de “situaciones muy complejas”, como la de “una persona abandonada, con hijos, que establece una nueva relación para sobrevivir”.
Más allá de la importancia del texto final de este sínodo, que será la base de la discusión del próximo ordinario programado para 2015, y del mensaje de los padres sinodales, la verdadera novedad de esta asamblea es que por primera vez en su historia la Iglesia reconoció la fractura que se ha creado en su seno entre el ala conservadora, que defiende la ortodoxia cristiana, y la reformista, encabezada por el Papa, que intenta cambiar a una Iglesia que, anclada en el pasado, es incapaz de dar una respuesta a los múltiples problemas que enfrenta la familia del mundo moderno. Con información de Agencias