Crónica. "Muchos lo perdieron todo"
SOLIDARIO. Víctor Guardiola, persona del barrio que se acercó al refugio a donar ropa y artículos básicos. (Foto: ALEJANDRA MUSI / EL UNIVERSAL )
NUEVA YORK.— La gente entra y sale constantemente del edificio de la Salvation Army situado en la esquina de la calle 125 y la 3ª Avenida de Nueva York. La mayoría son personas que pertenecen a organizaciones humanitarias, miembros de la Cruz Roja y policías. Aquí es donde desde el 12 de marzo 60 personas duermen y hacen sus vidas tras la explosión que los dejó sin sus casas y pertenencias en el Harlem hispano.
La prensa tiene que mantenerse afuera del recinto. Michael De Vulpillieres, director de Comunicación de la Cruz Roja de Nueva York, explica que se ha tomado esta medida para mantener el orden y la privacidad de las víctimas del desastre.
En diálogo con EL UNIVERSAL, De Vulpillieres señala que en la planta baja hay varios cuartos con catres que sirven de dormitorios. La planta superior funciona como comedor y salas de reuniones en donde durante el día hay encuentros con organizaciones de ayuda humanitaria, apoyo emocional, financiero, etc. y en el medio están las duchas y baños en donde los residentes pueden asearse.
Nada que recuperar
La mañana de ayer la mayoría de los refugiados han sido llevados a la zona del desastre para ayudarlos a identificar algunas de sus pertenencias y ver si es posible que recuperen algo. Al regresar, muchos se ven visiblemente afectados. La mayoría no quiere hablar y rechaza las fotos. Lucy Colpan, una afroamericana de aproximadamente 70 años, explica al periódico: “Yo tengo la suerte de que mi departamento está dañado pero se podrá recuperar. Mis recuerdos están a salvo. Pero muchas de estas personas se han quedado sin nada. Es realmente triste”.
“Hay familias que están muy agradecidas de poder estar aquí y saber que todos sus seres queridos están bien y que muy probablemente podrán volver a casa pero hay muchas otras que están en shock sin poder creer lo ocurrido pues lo han perdido todo”, dice con seriedad uno de los psicólogos que acompañó al grupo a la visita y que prefiere mantenerse en el anonimato.
Lo más dramático, dice De Vulpillieres, es que hay personas que estarán sin hogar durante mucho tiempo pues no podrán volver a sus casas.
“Se está trabajando con las diferentes organizaciones de la ciudad para encontrar soluciones para aquellos que no podrán volver a sus casas. Una de ellas es la HPD Home de Nueva York, que se encarga de dar refugio a personas en situaciones de emergencia como ésta”, agrega.
Indocumentados
Aún no han podido comprobar las nacionalidades de los 60 afectados pues algunos de ellos son indocumentados. Sin embargo, se calcula que entre los refugiados hay gente de al menos 12 nacionalidades diferentes, la mayoría latinos, mexicanos y puertorriqueños. Al menos 25 organizaciones latinas han visitado el centro, así como el Consulado mexicano.
Entre los afectados hay una veintena de niños que en su mayoría regresaron ayer a la escuela. Voluntarios intentan mantenerlos entretenidos con juegos y actividades diversas. “Lo más sobrecogedor en situaciones como ésta es ver a los más pequeños sufriendo”, explica una joven voluntaria.
La ayuda que se brinda es 100% gratuita. Pero también es necesaria la colaboración ciudadana que los medios de comunicación empezaron a solicitar ayer. Víctor Guardiola es uno de los primeros donantes en responder al llamado. Cargado con una bolsa negra de plástico, dice: “Esta mañana escuché en el radio que cualquier cosa que tuviéramos de ropa y calzado para donar sería vital para esta gente. Yo nací y fui criado en Nueva York pero mis padres son puertorriqueños y siento mucha compasión por estas personas”.