Avión malasio se desplomó con sueños y el futuro de familias
FAMILIAS. Andrew Nari, Hu Xiaoning y Puspanahtan Subramaniam. (Foto: El Comercio/GDA )
Video. Exigen pruebas de avión desaparecido; se enfrentan a la policía
"Dios... Lo único que quiero es a mi papá... Nada más que mi papá. Quiero que mi papá regrese" fue el primer tuit que escribió Maira Nari, hija del jefe de tripulantes del avión de Malaysia Airlines ni bien se supo de su desaparición. Desde entonces, Maira no dejó de escribir a través de su cuenta @Gorgxous_, e incluso se aferró a la idea de que su papá seguía trabajando en la aeronave.
"Mi papá debe estar ocupado sirviendo la comida y las bebidas a los pasajeros".
Es imposible no conmoverse con las historias de los pasajeros del vuelo MH370. Por ejemplo,
La cadena estadounidense CNN narró la historia de Puspanahtan Subramaniam de 34 años. Él salió de su casa en Kuala Lumpur para abordar el vuelo y casi no pudo subirse a su auto porque sus dos hijos se aferraron a sus piernas y no querían que se fuera. "Tuvo que prometer que traería dulces y regalos de regreso", dijo su padre Gurusami Subramaniam, quien no sabe cómo le va a explicar a sus nietos que papá no volverá.
LA ATENCIÓN SIGUE PUESTA EN LOS PILOTOS
La policía de Malasia ha centrado su investigación en la vida personal, el historial político y el pasado religioso del piloto Zaharie Ahmad Shah y de su copiloto Fariq Abdul Hamid. Los agentes han prestado especial atención al simulador de vuelo casero que tenía Shah en su domicilio.
Él mismo contruyó el aparato que imita los controles del Boeing 777-200. Algunos datos del programa fueron borrados unas semanas antes del vuelo.
Según versiones periodísticas, Shah era familiar del líder opositor malasio Anwar Ibrahim, quien fue sentenciado a cinco años de prisión pocas horas antes del despegue del vuelo por el delito de sodomía. En tanto, se sabe que la frase: "Todo bien, buenas noches", la última que escucharon los controladores aéreos, la dijo el copiloto. Poco antes, el sistema de comunicación ACARS fue apagado intencionalmente desde la cabina.
LOS OCUPANTES
Eran 153 chinos, 50 malasios (12 conformaban la tripulación), siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses, dos neozelandeses, dos ucranianos, dos canadienses, un ruso, un holandés, un taiwanés y dos iraníes que se embarcaron con pasaportes robados de un italiano y un austríaco. Los dos iraníes, al parecer, buscaban emigrar a Alemania.
De los 239 pasajeros a bordo del vuelo MH370, cinco de ellos eran niños de entre dos y cuatro años. Entre las tres personas con pasaporte estadounidense, dos eran menores de edad. El pasajero más longevo tenía 76 años.
Entre los 153 pasajeros chinos, 18 eran artistas que regresaban a sus casas luego de asistir a una exposición en Kuala Lumpur. La lista debió ser más grande pues al inicio se tenía previsto que viajen 24 pintores, pero seis cancelaron sus billetes poco antes del fatídico vuelo.
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Ayer, luego de recibir la noticia de que el avión cayó al mar y no hay sobrevivientes, la adolescente volvió a conmover al mundo con otro mensaje: "Dios te ama más papi. Dios los ama más". Unos minutos después Maira agradeció a todas las personas que la han seguido estos días y al caer la noche volvió a escribir un texto desolador: "No sé que decir, ni qué pensar. Me siento tan perdida, tan en blanco. Estoy tan cansada. Buenas noches papi".
SUEÑOS ROTOS
Mohen Wang, de dos años de edad, era el pasajero más joven del avión. Él viajaba junto a sus padres, los ciudadanos chinos Rory Wang y Vivia Jiao, quienes regresaban a su país luego de unas vacaciones en Malasia. Los padres de Vivia y los abuelos de Mohen decidieron acompañarlos y también perdieron la vida en el avión.
Zheng Ruixian, una empleada de la compañía de seguros China Life, estaba celebrando sus 48 años aquel 8 de marzo. El destino quiso que el día de su nacimiento sea también la fecha de su muerte.
UN PESAR ETERNO
Pero quizá nadie siente mayor remordimiento que la señora Zhang Jing, cuyo marido, Zhao Peng, regresaba de Singapur después de un año de trabajar allí y hacía escala en Kuala Lumpur antes de volver a casa. Según el diario español "ABC", Zhao llamó a su mujer para verla a través de Skype con su laptop, pero ella le dijo que mejor esperara un día hasta encontrarse cara a cara pues eran las 10:00 de la noche y no quería despertar a su bebe. Zhang Jing hoy llora desconsolada porque jamás pudo despedirse de él.
Hu Xiaoning y su esposa, Zhang Na, ambos de 34 años, también son protagonistas. La pareja solía colgar fotos de su hija de tres años en una web llamada Weibo con mensajes como: "Vivamos felices para siempre". La pequeña se llamaba Siwan, pero ellos le decían Pan Pan (esperanza). Esperanza es lo que se perdió para siempre.
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