WASHINGTON.— Tras la partida de Janet Napolitano, el presidente estadounidense Barack Obama ya tiene a su sucesor para asumir las riendas del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés). Se trata de Jeh Johnson, un hombre que pertenece al círculo más próximo de Obama desde que éste inició su contienda por la presidencia en el 2007.

Ex abogado general del Pentágono, Johnson es un relevo que comulga con la doctrina en materia de seguridad y la lucha contraterrorista, así como el uso discrecional de drones y la defensa de los programas de espionaje. Pero además, Johnson es considerado como un simpatizante de la causa de los derechos civiles, una cualidad que demostró cuando ayudó a crear el entramado legal para abolir en diciembre de 2010 la polémica ley de “Don’t ask, Don’t tell”, una fórmula que obligaba a los soldados ocultar (por miedo al prejuicio) su homosexualidad.

Jeh Johnson “cree profundamente que, el reto de mantener seguro a Estados Unidos, es compatible con la defensa de los valores y las libertades civiles que hacen grande a EU”, aseguró ayer el presidente Obama al presentar al candidato a suceder a Napolitano en un breve acto en los jardines de la Casa Blanca.

Además, prosiguió, de ser confirmado, Johnson se incorporará en momentos en que “tenemos que arreglar un sistema de inmigración que esta roto, de manera que fortalezca nuestras fronteras, modernice la inmigración legal y consiga que todo el mundo juegue con las mismas reglas”, añadió el presidente en alusión a la lucha inacabada de una reforma migratoria justa y amplia.

En caso de ser confirmado por el Senado, Johnson se convertiría en el cuarto secretario de Seguridad Nacional desde la creación de esta entidad tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, y en el primer afroamericano en el puesto.

A sus 56 años, este abogado de origen neoyorquino se hará cargo de una entidad con más de 200 mil empleados, que tiene la misión de velar por la seguridad nacional y mantener bajo control las fronteras y a esa población indocumentada de más de 11 millones de personas que siguen en las sombras ante la ausencia de una reforma migratoria.

A diferencia de su antecesora en el cargo, ahora en la Universidad de California, el nuevo responsable del DHS carece de la experiencia en migración y seguridad fronteriza.

A pesar de ello, su conocida proximidad al presidente Obama y su familiaridad con el estamento militar en el Pentágono, lo convierten en el candidato ideal para superar un proceso de confirmación sin contratiempos en el Senado.

Para la mayoría de los analistas, el hecho de que Johnson sea un rostro ajeno al viejo debate sobre la seguridad fronteriza y la lucha por la reforma migratoria lo convierte en un personaje ideal a quien los republicanos no podrán cuestionar por su posición en un asunto tan tóxico y divisivo como la migración indocumentada.

Acostumbrado a permanecer en un muy bajo perfil, Johnson ha permanecido cerca de Obama desde que éste lo incorporó a su campaña presidencial desde 2007. Su rostro es conocido por la comunidad de inteligencia, así como por los militares del Pentágono, con quienes ha colaborado en la supervisión de las cortes militares para juzgar a los presos de Guantánamo o para vigilar el aspecto legal de las ejecuciones de líderes de la red terrorista Al-Qaeda mediante la utilización de drones.

“Jeh Johnson es una persona que ha estado a mi lado en el “Situation Room” (desde donde se han monitoreado operaciones como la ejecución de Osama Bin Laden en mayo de 2011), en momentos de decisión, trabajando codo a coco con líderes de las principales agencias asegurándose de que todos avanzaran en la misma dirección”, reveló el presidente para confirmar el alto perfil de un hombre no sólo de gran proximidad, sino con un enorme poder de interlocución con todas y cada una de las agencias de inteligencia del país.

“Muchas gracias por este honor, señor presidente. Me disponía a regresar a la práctica de la abogacía privada. Pero cuando recibí su llamada, no pude rechazar la oferta”, dijo Johnson al aceptar formalmente una designación que dentro de las próximas semanas lo colocará al frente de la tercera oficina más grande del gabinete presidencial, después del Departamento de Defensa y el Departamento de Veteranos.