HAMBURGO, Alemania.— Los peores recuerdos vuelven a acudir a la mente de Andreas, un refugiado africano, al escuchar las noticias sobre el drama vivido frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa. “Yo huí también a través de esa misma ruta”, recuerda. “Mi corazón está tan triste...”.

Este refugiado de 30 años procedente de Ghana consiguió llegar a Hamburgo, en el norte de Alemania, a través de la isla italiana donde la semana pasada murieron al menos 249 inmigrantes que intentaban llegar a Europa.

“Estuve tres días en un barco en el Mar Mediterráneo”, relata Andreas. Sin embargo, el sueño europeo no es gratis. Para ese trayecto tuvo que desembolsar dos mil dólares.

Él tuvo más suerte que otros y consiguió llegar a Hamburgo la pasada primavera (boreal) con cerca de 300 de los conocidos como “refugiados de Lampedusa”.

Durante el invierno, muchos acuden a los hogares habilitados para acoger a los sin techo en Hamburgo. Cuando pasa el invierno vuelven a salir a las calles.

Desde junio, la iglesia de St.Pauli se encarga de cerca de 80 africanos que duermen en el suelo del presbiterio del pastor Sieghard Wilm. Gracias a los donativos de los feligreses y vecinos han podido comprar comida, ropa y mantas para ellos.

El pastor Wilm se alegra de la ayuda que los vecinos brindan a los refugiados y al mismo tiempo se muestra decepcionado por “la frialdad e ignorancia de los políticos”.

Obligados a huir

“Es increíble tanta insensibilidad: por un lado, lamentamos en Europa los muertos. Pero por el otro no hacemos nada por los supervivientes”, critica.

Los refugiados proceden principalmente de la parte occidental de África y se vieron obligados a huir a Lampedusa por la guerra civil en Libia.

Desde allí, los organismos italianos los mandaron con papeles para la zona Schengen hacia el norte y centro de Europa. Según el Ministerio del Interior alemán, recibieron también dinero. No obstante, sus papeles eran para una estancia máxima de tres meses y vencieron el pasado mes de junio.

La tragedia en las costas italianas con cientos de muertos ha vuelto a reavivar el debate sobre la mejor forma de repartir futuros refugiados en Europa.

De momento, el destino de los refugiados en Hamburgo es incierto. Los africanos quieren un permiso de residencia permanente como grupo. Hasta ahora se han negado a revelar su identidad por miedo a ser deportados a sus países.

Sin embargo, el Senado de Hamburgo quiere establecer la identidad individual de cada uno y decidir en cada caso. “Debemos analizar cada caso por separado. No se puede aplicar el mismo derecho a todos”, informaron desde el gobierno.