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Imagen de Obama en EU, en picada

J. Jaime Hernández / Corresponsal| El Universal
Miércoles 24 de julio de 2013
Imagen de Obama en EU, en picada

MANO FIRME. El presidente Obama sostiene un bate que le dio el entrenador de Louisville, Rick Pitino, en el ala este de la Casa Blanca, en Washington. (Foto: CHARLES DHAR APAK AP )

Tiene apenas 45% de aceptación, por la falta de progreso de sus iniciativas

WASHINGTON.— La falta de logros concretos en lo que va de su segundo mandato ha comenzado a pasarle factura a Barack Obama. Según la encuesta difundida ayer por el grupo de medios McClatchy-Marist, el presidente estadounidense parece deslizarse sin remedio por la pendiente del desencanto, con sólo 45% de índice de aceptación.

Obama, que alcanzó la cúspide de su popularidad en enero de 2009 (65%), nunca ha vuelto a alcanzar su propio techo. Su estrella ha perdido fulgor poco a poco, en medio de escándalos, un ambiente creciente de polarización en el Congreso y una situación de atonía económica que lo ha llevado a niveles tan bajos como el 43% en junio pasado.

La ausencia de avances concretos en sus iniciativas más importantes, como la reforma migratoria y la lenta recuperación de la economía, han empañado su histórica reelección en el cargo en noviembre del 2012.

Con todo, Obama es todavía más popular que los legisladores demócratas y republicanos en el Congreso. En el primer caso, el respaldo apenas roza el 33%, mientras que los republicanos siguen siendo los peor valorados, con sólo 22% de apoyo.

La pérdida de popularidad es un inevitable compañero de viaje para quienes ocupan la Casa Blanca. Irónicamente, Obama comparte el último lugar en la valoración de quienes han ocupado la Casa Blanca con George W. Bush, quien durante el primer año de su segundo mandato sufrió una caída de su popularidad hasta 45%.

Desde Harry S Truman, ningún presidente ha conseguido mantener el índice de popularidad de Lyndon B. Johnson, quien alcanzó 69% en el primer año de su segundo mandato.

En el caso de Obama, los escándalos que llegaron con el ataque terrorista contra la embajada de Estados Unidos en Bengasi, Libia, el espionaje contra medios de comunicación como la agencia AP y la polémica actuación de la agencia tributaria frente a grupos conservadores vinculados al Partido Republicano, convirtieron el inicio de su segundo mandato en un auténtico calvario.

A ello se han sumado el escándalo destapado por el ex analista de la CIA, Edward Snowden, el ambiente de polarización que ha impedido el avance de una iniciativa de reforma migratoria en la Cámara de Representantes y la dificultad de la economía para levantar cabeza.

En este contexto, Obama ha iniciado una intensa campaña de contactos con los miembros de su base demócrata que, según los cálculos más conservadores, involucran a poco más de 4 millones de activistas en todo el país. El objetivo es movilizar a las bases para evitar el fracaso de la reforma migratoria, ante la negativa del sector conservador a ceder en el capítulo de la ciudadanía para 11 millones de indocumentados.

El congresista demócrata por California, Xavier Becerra, advirtió ayer sobre la necesidad de hacer realidad este año la reforma migratoria. “Mientras más cerca nos encontremos del 2014, las elecciones de medio término distraerán la atención de los legisladores”, dijo, aludiendo al inicio de las campañas electorales, en las que muy pocos se arriesgarán a apoyar una reforma migratoria que no es prioridad en la mayoría de los distritos electorales.



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