El nacimiento de la Papamanía
RÍO DE JANEIRO.— Sus señales constantes de austeridad, su militancia constante en pos de la humildad, la cercanía que suele establecer con su interlocutor —se trate de un individuo o una multitud—, su historia de vida pastoral y lo que ha hecho en los pocos meses que lleva su pontificado, hacen que Francisco haya desatado aquí la idolatría de millones de jóvenes.
Fue Andrés Fajardo, colombiano de 22 años, llegado de Pasto, quien ayer, a la altura de las Playas de Botafogo, cuando ya llevaba siete kilómetros de caminata para llegar a Copacabana, definió a Francisco como “el Papa de la calle”.
En Argentina, “tener calle” equivale a una persona que lo vivió todo, cuya experiencia le permite manejarse de la misma manera en todos los ambientes y en todas las clases sociales. Por lo que se conoce de Jorge Bergoglio y por lo que se vio aquí en estos días, Fajardo acertó. “El Papa tiene calle”.
Puede aceptar un mate de un feligrés con el Papamóvil andando, se pone la corona de un indígena para la foto, se mezcla entre la gente como si se tratase de Bruce Springsteen y, si el protocolo le hubiera dado más libertad, se habría quedado en la casa de la favela la Varguinha a la que entró, o almorzando con los jóvenes el pasado viernes.
Sergio Rubin, autor del libro El Jesuita, que desentraña el pensamiento de Francisco, dice que no le extraña lo que ha visto del Papa en estos días aquí. Le preocupa más “la desconfianza que esos gestos generan en el sector más conservador de la Iglesia” porque para algunos “quitan el foco de Jesús”.
En cambio para fray Betto, lo que el observó hasta aquí del Papa “demuestra que soplan nuevos aires en la Iglesia”.
Una rápida consulta entre la marea humana que se desplazaba ayer en la tarde hacia Copacabana para la vigilia, da como resultado testimonios similares. “Es un Papa de carne y hueso”, “tiene un lenguaje directo, simple pero muy profundo”, “te llama a subvertir, a rebelarte contra este estilo de vida que dejó el mundo de esta manera”.
En síntesis, el Sumo Pontífice ha establecido una nueva corriente de comunicación con los fieles, y en especial con los jóvenes. O sea, lo necesario para que se produzca a nivel global lo que se produjo aquí en estos últimos días. El nacimiento de “La Papamanía”.