Egipto, en duelo oficial por la violencia
En Egipto la violencia no se detiene, y ahora la nación está oficialmente de luto.
La violencia política y la inestabilidad han plagado al país desde el derrocamiento en 2011 del presidente autócrata Hosni Mubarak, pero una ola de incidentes violentos esta semana parece haber tocado una herida abierta en la siquis de la nación. Muchos egipcios han visto echadas por tierra sus esperanzas de democracia y liberad, y ahora tienen una visión desalentadora del futuro.
"Creo que ha llegado el momento de que todos reconozcan que lo único que este país puede ofrecernos es pesadillas", escribió la activista Mona Seif el jueves en Twitter "Es inútil que, de vez en cuando, tratemos de encontrar una excusa para estar felices y optimistas".
El gobierno interino respaldado por los militares del presidente Adly Mansur anunció el miércoles tres días de duelo nacional en homenaje a los 39 egipcios que murieron esta semana.
Fueron 11 soldados que perecieron en un atentado suicida en la problemática Península del Sinaí, 27 que perecieron cuando un tren de carga atropelló los vehículos en que iban en un cruce al sur de El Cairo, y un alto funcionario de seguridad encargado de vigilar a los grupos islamistas, que fue abatido por hombres armados cerca de su casa en la capital.
Un día después que Mansur anunció el duelo, dos policías, uno en la ciudad de Ismailía, junto al Canal de Suez y el otro en el poblado de Qaha, al norte de El Cairo, fueron abatidos por sospechosos de ser extremistas islámicos.
Los incidentes han provocado fuertes protestas. Comentaristas de televisión han criticado al gobierno y al primer ministro, calificándolos de inútiles y negligentes, y han pedido una ofensiva contra los terroristas y quienes los respaldan.
El jefe del Ejército, general Abdul Fatá el Sisi, prometió llevar ante la justicia los responsables de matar a los soldados.
Mansur, un juez constitucional, trató de contrarrestar la sensación de desesperanza en el país en el comunicado que anunció el luto, al decir: "Los guardianes de la nación la defenderán contra los poderes de la oscuridad, el terrorismo y el extremismo" .
El derrocamiento de Mubarak alimentó sueños de democracia y reforma en un sistema autocrático que era considerado corrupto y brutal, y que no se ocupaba de sus ciudadanos. En su lugar, varios miles de egipcios han perecido en enfrentamientos con la policía, el ejército y unos con otros, y la economía ha sido abrumada por la constante inestabilidad.
Se celebraron elecciones, pero un después de un año, una gran parte de la población se volvió contra el ganador, el presidente islamista Mohamed Morsi, y sus partidarios, y enormes protestas provocaron un golpe militar que lo sacó del poder el 3 de julio.
Aunque el derrocamiento se presentó como una realineación en el camino a la democracia, los problemas continuaron, y últimamente los atentados suicidas y los asesinatos están a la orden del día.
En un país donde no había derramamiento de sangre por razones políticas, el grafiti asociado con la sangre y el martirologio ahora está en todas partes.
"Nuestro destino no ha cambiado a pesar de cuatro revoluciones" , dijo Hamdi Keshta, un empresario de 29 años, en la famosa Plaza Tahir de El Cairo, horas antes de enfrentamientos ocurridos el martes por la noche entre manifestantes y la policía, que dejaron dos muertos. "Las autoridades no trabajan por el bien del país. Funcionan desde una perspectiva de seguridad para proteger el régimen, sea religioso o militar" .
Las muertes en el accidente de ferrocarril esta semana hicieron recordar los 29 años que estuvo Mubarak en el poder, cuando se culpó a varios accidentes desastrosos de negligencia y corrupción. Muchos habían esperado, con idealismo, que la revolución que derrocó a Mubarak a final de cuentas también significaría la eliminación de esas plagas.
"El problema de la negligencia o la indiferencia es crónico en Egipto" , dijo el galardonado novelista Hamdy Abdul-Jaleel. "Nuestra gente nunca se levantará antes lograr una democracia justa".
jlc