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Ana Anabitarte. Desde Europa

Ana Anabitarte| El Universal
06:10MADRID | Lunes 30 de diciembre de 2013
Este miércoles 1 de enero Grecia asumirá la presidencia de turno de la Unión Europea

El viejo continente termina este 2013 con la esperanza de que el año que viene sea el de la recuperación económica, el de los brotes verdes, el del empleo, el del crecimiento, el de la luz al final del túnel después de años de crisis económica, de ajustes y de recesión. Los europeos, en especial los ciudadanos de los países cuyas economías han sido rescatadas como Grecia, Portugal, Irlanda, España y Chipre sueñan con que se acaben las férreas políticas de austeridad impuestas por Bruselas que no han provocado más que el empobrecimiento de la mayor parte de la población que ha sufrido fuertes subidas de impuestos y drásticas bajadas de salarios.

Sin embargo, las previsiones no son buenas y aunque habrá crecimiento, según la Comisión Europea la eurozona crecerá un anémico 1,1% en 2014, por debajo de las principales áreas económicas del mundo y una cifra inferior a las últimas estimaciones de Bruselas. Y lo que quizá sea peor, el desempleo seguirá en máximos hasta 2015.

Este miércoles 1 de enero Grecia asumirá la presidencia de turno de la Unión Europea (UE) cuando su gobierno vive un momento muy delicado (la coalición formada por los conservadores y los socialdemócratas perdieron en junio a su tercer socio de gobierno, el izquierdista Dimar), y el país está sumido en una grave crisis económica. Los pilares de su presidencia serán lograr la unión bancaria (fundamental para que los países del sur no paguen tasas de interés tan altas y así puedan financiarse), una política de inmigración favorable a los países receptores como son Grecia, Italia, España, Chipre y Malta principales puertas de entrada a Europa, la puesta en marcha de políticas de lucha contra el desempleo juvenil (que en Grecia afecta al 60 % de los menores de 25 años) y una política marítima.

Pero el reto principal de Grecia y de su primer ministro, el conservador Andonis Samarás, es salir de la recesión. En los próximos días los llamados hombres de negro de la Troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo), aterrizarán en Atenas para revisar las reformas puestas en marcha por el Ejecutivo griego y decidir si dan luz verde o no al desembolso del siguiente tramo de ayuda, de un total de 3 mil 100 millones de euros.

También los inspectores de la Troika viajarán a España para analizar las políticas puestas en marcha por el presidente conservador, Mariano Rajoy (Partido Popular, PP). El país logró salir de la recesión en el tercer trimestre del año con un crecimiento del 0,1 por ciento, pero son muchos los economistas que piensan que no se ha tocado fondo. Después de tres años en los que se han sucedido dos reformas financieras, una reforma de pensiones, dos reformas laborales, el país sigue teniendo 6 millones de desempleados. O lo que es lo mismo: una tasa de desempleo cercana al 26 por ciento, y según las previsiones habrá que esperar al 2016 para que baje del 25%. También tiene un sistema crediticio que está estancado y un consumo interno lánguido. Y aunque hay indicios positivos como el que las exportaciones se mantienen fuertes y la inversión extranjera crece, Bruselas muestra una cautela notable y con la todopoderosa canciller alemana a Angela Merkel a la cabeza, seguirá exigiendo más reformas, más ajustes, e imponiendo férreas políticas de austeridad. Lo mismo que ocurrirá en Portugal, en Chipre y en Irlanda cuyos principales retos serán concluir sus programas de rescate.

Pero este 2014 la UE vivirá un nuevo reto en su conjunto. Más de 400 millones de europeos podrán votar en las elecciones del próximo mes de mayo. Y éstas se celebrarán en medio de un fuerte descontento y desconfianza hacia las instituciones europeas. Y cuando el número de euroescépticos e incluso de antieuropeos no deja de aumentar. De manera que independientemente de quien gane, reflejarán el desencanto de los europeos hacia una institución que para muchos es ejemplo de corrupción y despilfarro, especialmente en el Reino Unido, y que ya no se ve como defensora del bien común sino de los propios intereses de cada una de las 28 estados que la conforman y sobre todo para la mayoría mal gobernada desde Alemania (y no desde Bruselas) cuya canciller Merkel lleva años apostando por la austeridad en lugar de por el crecimiento.

prv



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