Mohamed, más sobrio que el 'Piojo' en el Azteca
SOBRIEDAD. Antonio Mohamed estuvo muy tranquilo durante el triunfo de las Águilas. (Foto: Imago7 )
@univ_deportes
Antonio Mohamed ya tomó distancia de Miguel Herrera. No es
un showman del calibre del Piojo. Es más sobrio, reclama menos a los árbitros
durante el juego y sólo voltea a su banca cuando su equipo falla una jugada
clara de gol. Serenidad en los goles a favor que contrasta con la euforia
desbordada, sello emotivo del hoy técnico del Tri.
hgm
Apenas se escuchó el silbatazo inicial del duelo de ayer y, presuroso, El Turco
se dirigió hacia el límite de su área técnica. Atento, sin perder detalle de su
nueva escuadra trataba de que la maquinaria azulcrema no se descompusiera con
su llegada, sino que todo siguiera como en la era del Herrera.
Elegancia por sobre todas las cosas. Aquella época cuando Mohamed era jugador,
se tenía el cabello de “güero oxigenado”, se mostraba estrafalario y retador de
cualquier moda existente quedó atrás. Ahora luce corbata, un traje negro
impecable y zapatos bien lustrados.
Un ejército de fotógrafos se le acercó cuando salió a la cancha del Estadio
Azteca. Obvio, él era el foco de atención para saber si es capaz de superar al
anterior estratega que entregó un título, un subcampeonato y el retorno del
americanismo. Cualquier imagen de Tony servía para ilustrar el momento en que
se sabría podría con el paquete águila o comenzaba a sembrar dudas.
De inmediato, el argentino buscó a su homólogo. Ricardo Ferretti, entrenador de
los Tigres, salió a su encuentro. Se abrazaron, se vieron a los ojos y el Tuca
le dio unas cuantas palmadas como un gesto para desearle suerte. Mohamed
agradeció, fue con el resto de la banca regia y saludo a uno que otro
futbolista rival.
En lo único que no cambia el estratega argentino es que simplemente no se puede
estar en paz. Observa cuidados, manotea, da aspavientos. Quizá no tan
desenfrenados, iracundo o eufórico como los de su predecesor, Miguel Herrera,
pero sí con un nerviosismo de primerizo que lo pone inquieto.
Tampoco ha perdido el toque de balón. Cuando un esférico le cayó en la zona de
su baquillo, lo dominó sin importarle dañar sus zapatos y lo entregó a un
futbolista de los Tigres en las manos.
La llegada de Mohamed a la dirección técnica azulcrema agrada a los fieles
emplumados. Cantan, se alegran y creen que ha sido la elección perfecta para
que reemplazara al Piojo, quien se embarcó en la aventura de llevar a México:
“Creemos en ti Turco”, exclamaban, con sonsonete algunos de los seguidores
águilas en el Tren Ligero capitalino de camino al Azteca.
Eso sí, en las gradas del recinto futbolero habían más espacios vacíos que fans
águilas. Su show no convocó a tantos americanistas. Quizá afectó la entrada el
que se la jornada uno, los gastos de los padres de familia en las cenas de
Navidad y Año Nuevo o la llegada de los Reyes Magos. Tal vez haya sido que en
el Azteca el show del Piojo era más taquillero que el de Mohamed.