Marrakech, Marruecos.— Frustrado, con el corazón exprimido, Luis Fernando Tena se tapó el rostro con las manos y volvió a la banca tras contemplar la inverosímil falla de Mariano Pavone en el mano a mano con Íker Casillas, quien acababa de detener el penalti a Gerardo Torrado (40’). La poca ilusión que aún respiraba el ‘Flaco’ se esfumó en 120 segundos.

Eso explica la desazón irradiada durante el segundo tiempo, cuando el Real Madrid sobrellevó un partido resuelto antes del descanso. Irrefutable victoria sobre el Cruz Azul (4-0) que lo mete a la final del Mundial de Clubes. Ya son 21 triunfos en fila para los futbolistas de Carlo Ancelotti.

Doloroso déjà vu para Tena, quien ha contemplado desde la banda, las dos peores goleadas a equipos mexicanos en el certamen que aglutina a los monarcas de cada confederación. Hace ocho años, su América fue superado por el Barcelona con el mismo marcador que ayer reflejó la pizarra del estadio Le Grand.

No hubo milagro celeste. La Máquina ofreció la resistencia que los Merengues le permitieron. En cuanto se decidieron a atacar, devoraron a una nueva presa, tan dócil como los equipos españoles sin renombre.

“Sabíamos que era casi imposible ganar, pero el tercer lugar ahora es importantísimo, vamos a ir con todo”, atinó a decir el director técnico cruzazulino, quien fue consolado por Ancelotti tras el silbatazo final del árbitro chileno Enrique Osses.

José de Jesús Corona también recibió apoyo por parte de Casillas, quien le sugirió cambiar suéteres. Marcelo también obsequió su camiseta sobre el campo, al tiempo que Cristiano Ronaldo se marchó apresuradamente hacia el camerino.

Pero fue interceptado por varios Cementeros camino al autobús. Ya lo habían sufrido... No querían irse sin las instantáneas con él.

Discreta actuación del astro portugués, quien no colocó su nombre en la marquesina, aunque sirvió la anotación de Gareth Bale (50’) con la que los blancos apaciguaron el intento de insurrección mexicana.

Aún sin la mejor versión de ‘CR7’ y siempre con el freno de mano puesto, el coloso llegó a 176 goles en 2014, para dejar atrás la marca impuesta por el Barcelona hace dos años (172).

Muestra de sus innumerables recursos. Corona amagó con una soberbia noche al atajar aquel remate de Cristiano en el comienzo, pero después fue traicionado por el ímpetu y su irresponsable salida generó el tanto de Sergio Ramos (15’).

Iniciaba una fiesta a la que Javier Hernández no fue invitado.

Mientras Karim Benzema volvía a mostrar su calidad. Puso distancia con aquella definición a gran jugada de Dani Carvajal (36’).

Fue entonces que la relajación española ofreció dos grandes oportunidades al Cruz Azul, falladas por Torrado y Pavone. Tena comprobó que no habría milagro ante un Madrid displicente y que va por el cetro mundial. A La Máquina le queda el consuelo del tercer lugar. Redacción y agencias