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GUADALAJARA.— Quedó demostrado que un Clásico de clásicos sin barras tiene más vida y se disfruta plenamente. La colaboración del operativo de seguridad al contener el ingreso de los polémicos grupos de animación, fue todo un éxito.

Adiós a miedos y tensiones. Las prendas de rojiblancos y azulcremas, revueltas en las tribunas del Omnilife, probaron lo anterior.

Por más que existió la presunción de algunos, como los del Ritual del Kaoz, a través de las redes sociales, de haber ingresado al inmueble, la realidad es que no existió incidente alguno, con o sin barristas encubiertos en las gradas.

Los uniformados se desplazaron hacia la zona ocupada por americanistas. Los pocos colados no eran cientos, como acostumbran en el Estadio Azteca, pero sí suficientes para prestarles atención. Nada para incomodar al operativo.

Caían los goles americanistas. El grupo, como era de esperarse, celebró con euforia, con la pasión que suelen imprimir a los gritos de júbilo, máxime cuando se trata del odiado rival: el Rebaño Sagrado. Los efectivos terminaron por encapsularlos, sin recurrir a métodos represivos que pudieran desencadenar otro incidente violento como el vivido en el estadio Jalisco la noche del sábado 22 de marzo.

Desde la noche anterior, todavía en el DF, su vocero Eduardo había aclarado que harían el viaje a Guadalajara por ejercer sus derechos constitucionales de libre tránsito. Nadie les podía impedir el traslado, que costó mil pesos a cada uno de los integrantes del Ritual.

“Trabajamos toda la semana para venir, porque el sentimiento nos une. Unos llegamos en avión, otros en autobús, otros desde ayer y desde anteayer, porque estamos con el equipo los 365 días del año. No tenemos nada que ocultar. El problema es el diálogo de la policía, no con la violencia”, explicó el portavoz, ya dentro del Omnilife.

En las redes sociales confirmaron que estaban en Guadalajara. Desde la cuenta de Twitter @LA48_OFICIAL, se expresó el siguiente mensaje: “Nos complace comunicarles que todo nuestro contingente llegó con bien y ya estamos instalados #SiemprePresentes”.

Como lo programaron se reunieron dentro del inmueble para evitar cualquier suspicacia y en el encuentro nunca pararon de lanzar sus cánticos a favor de su equipo.

Niños y familias, presentes

Pero el partido continuó su curso. Casi nadie en el resto de las gradas ponía atención a lo que ocurría con el Ritual del Kaoz. Gritaban a favor de sus respectivos equipos. Los seguidores Águilas, felices; los rojiblancos, con la preocupación de ver a su escuadra en situación adversa.

Los que sí estuvieron ausentes del Clásico fueron las barras del Guadalajara. Su lugar estaba ocupado por niños de diversos albergues jaliscienses, con playeras blancas que tenían la leyenda “Pazión” en el pecho.

Entre esos infantes estaban Miguel y Ramón. Veían apacibles el partido. El primero tenía una gorra del América puesta; el otro confesó su afición por las Chivas. Sonreían con ternura, mientras en el otro extremo, la tímida presencia del Ritual evitó la intención del dueño del Guadalajara, Jorge Vergara, de tener del todo libre de barras al Clásico.