Cruz Azul aniquila al Rebaño en el Omnilife
CELEBRA FABIÁN. Marco Fabián festeja el segundo gol con el anotador Rogelio Chávez. (Foto: Imago7 )
@univ_deportes
Parece una película ya vista. Pero no es así: por
más que se parezca, es una nueva versión del mismo y triste
Guadalajara. Cruz Azul es inteligente. Aguarda la oportunidad. Y la
aprovecha en cuanto la ve. Con eso, “caza” a un pobre Rebaño
Sagrado. El duelo de invictos es para el visitante, que se mantiene en
la cima gracias al 2-0, mientras Chivas pierde poco a poco la confianza
que había ganado en sus primeras presentaciones.
Si la intrascendencia futbolística pudiera
representarse de alguna manera, tendría que ser, lastimosamente, con la
repetición de los primeros 45 minutos que han disputado Chivas y Cruz
Azul en la cancha del Estadio Omnilife. Dos equipos
grandes, que además llegaban invictos a la fecha 5 del Clausura 2014
levantaron una enorme expectativa.
Por ello, las entradas agotadas en la casa del
Rebaño Sagrado. Sin embargo, sobre el terreno de juego se quedan muy
lejos de responder a lo que se esperaba. La Máquina tiene algunos
tímidos intentos: un cabezazo desviado de Amaranto Perea
(’10), un disparo de Marco Fabián, abucheado desde el primer minuto del
encuentro, a las manos del arquero (’11) y un tiro potente de Joao
Rojas, que Antonio Rodríguez ataja (’18). Nada más.
Y si eso es poco para un cuadro considerado
grande, que además llega como líder de la competencia, lo de Guadalajara
es grave. El de José Luis Real es un equipo partido: defiende bien por
momentos, tiene cuatro hombres al frente que imponen
respeto, pero el medio campo no existe. Israel Castro apenas se da
tiempo para la recuperación. Giovani Hernández no puede solo con el
paquete de generar.
Así, el conjunto rojiblanco se desgasta en
pelotazos absurdos, carentes de intención y que se topan constantemente
con la bien parada defensa visitante. Una repetición que raya en el
sinsentido. En el futbol, no hay peor error que el
cometido una y otra vez. La única variante que exhibe Chivas sirve de
nada.
Cruz Azul se limita a controlar. Parece que
simplemente mide al rival. Se da cuenta de lo poco que tiene y espera el
momento adecuado para asestar el golpe definitivo. Defiende
atinadamente. Sólo un susto se permite, al ’26, cuando Omar
Bravo pone al piso uno de los incontables pelotazos por el costado
izquierdo, recorta hacia el centro, cerca del área y conecta un
derechazo que busca el ángulo, pero sale desviado. Es todo lo que
produce el Rebaño Sagrado.
Primera sorpresa del partido: para el arranque de
la parte complementaria, el técnico José Luis Real saca del campo, por
quinto partido consecutivo, a Rafael Márquez Lugo. El mejor goleador
rojiblanco de los últimos tres torneos ha cambiado
de posición por orden del “Güero”. Tirado atrás, lejos del área, rinde
poco. Claro está. Deja su lugar a Antonio Gallardo.
Chivas cambia, además, el parado táctico. Tarda
en acomodarse y Cruz Azul, que aguarda el momento perfecto para pisar el
acelerador, aprovecha. Así son los conjuntos estables. Guadalajara es
apenas un plantel que busca convertirse en
equipo. A la luz de los resultados, le queda mucho camino por recorrer
para llegar a esa meta.
Apenas se han jugado cuatro minutos del
complemento. Xavier Báez, ex rojiblanco y recién ingresado por el Cruz
Azul, gana el esférico por la derecha y manda un centro pasado. Antonio
Rodríguez no sale por él, Jair Pereira se pierde en
la marca y Mauro Formica no perdona. Cabezazo del cementero. El arquero
ni si quiera se lanza. Gol del Cruz Azul.
La afición cementera, que se hace presente en
buen número, da rienda suelta a la algarabía. El “¡Azul, Azul!” retumba
en la casa del Rebaño Sagrado. Los fantasmas rondan el inmueble: Chivas
se parece mucho al equipo sin alma que durante
los dos torneos anteriores ha fracasado estrepitosamente.
Guadalajara no sólo padece por el error colectivo
de intentar una y otra vez lo mismo, pretendiendo ilusamente obtener
diferentes resultados. Sufre también por fallas individuales. Una de
ellas sentencia el encuentro.
Pelota parada por el costado izquierdo. Minuto
52. Rogelio Chávez se para junto al esférico, a unos 30 metros del arco.
Mete un centro que viaja en busca de un remate. No lo encuentra. Nadie,
sea defensor u ofensor, alcanza a tocar la
redonda, que bota dentro del área y se cuela pegado al poste que cubría
Antonio Rodríguez. Oso del arquero. El 2-0 para Cruz Azul, que aniquila
al cuadro local.
Chivas, con la pesada obligación de ir al frente,
intenta despertar. Pero el letargo parece interminable. Hasta el ’64,
Aldo de Nigris se fabrica una aproximación por sí mismo, ya que no
existen en el equipo mediocampistas capaces de
surtirle balones peligrosos. Se quita a un rival, patea de zurda y
Jesús Corona vuela para desviar. La única intervención importante del
arquero.
Todavía encuentra La Máquina una oportunidad de
convertir el triunfo en goleada, pero Mariano Pavone, sin marca alguna
dentro del área, estrella su remate en los pies del arquero “Toño”
Rodríguez, que sale a toda prisa para tapar, al
’75.
El equipo de José Luis Real está liquidado. Los
fantasmas de torneos pasados asustan nuevamente. En cambio, los
dirigidos por Luis Fernando Tena gozan las mieles del triunfo, con una
semana más en la cima de la clasificación. Esta noche,
en el Estadio Omnilife, fue suficiente pisar el acelerador al arranque
del segundo tiempo. El invicto de Chivas era un espejismo.
hgm