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Fue la tercera final del torneo de Liga 1984-85. La tercera fue la definitiva, pero fue la que inició, para muchos, la gran rivalidad entre Pumas y América.

Pumas traía un equipo joven según su filosofía lo nutría con gente de sus fuerzas básicas, mientras que las Águilas tenían a jugadores más hechos, también de su cantera, pero aderezados con "estrellas" del exterior.

Y chocaron en la gran final.

En el duelo de ida, en el Estadio Azteca, el juego quedó empatado a un gol. Alberto García Aspe anotó por los universitarios y Carlos Hermosillo por las Águilas.

En la vuelta jugada en Ciudad Universitaria, la figura de Héctor Miguel Zelada, portero americanista, creció y mantuvo el cero.

¿Cómo definir el título? Se decidió hacerlo en un tercer partido, disputado en Querétaro.

Y ahí todo cambió.

Bajo el arbitraje de Joaquín Urrea, América se coronó. El marcador fue de 3-1 a favor de las Águilas, pero lo que más llamó la atención fue el arbitraje que con el paso de los años ha quedado como polémico y claramente, según los Pumas, a favor de los azulcremas.

Dos goles de Daniel Brailovsky y uno más de Hermosillo, sepultaron a los Pumas. Ricardo Ferretti acortó por los Universitarios.

Las posturas de las protagonistas quedan a través de los años. Para los americanistas no hubo tendencia, para los felinos hubo eso y más.

Daniel Brailovsky, El Ruso, fue verdugo y afirma que no hubo ayuda del árbitro, sólo errores.

"Cualquier equivocación hacia el lado americanista, el rival lo interpreta como una ayuda; cuando es al revés, el árbitro se confundió", asegura el también comentarista.

El Ruso lo dice con bases: "Alguna vez un periodista me regaló un video y al verlo se da cuenta de que el América fue muy superior, pero muy superior. La otra vez hablando con Carlos Hermosillo recordaba que él se había perdido dos goles, que Lalo Bacas se había perdido otros dos, y en aquel partido la figura fue Espinoza (portero de Pumas) que sacó varias, entonces echarle la culpa a una circunstancia, que puede ser o no, no, son 90 minutos y una circunstancia no te cambia el partido".

Por el otro lado está Miguel España. El eterno capitán de Pumas y para quien el árbitro se equivocó y tenía tendencia a favor del América.

"Sí, el arbitraje nos perjudicó, eso es tajante", recuerda.

"Lo más evidente fue cuando se le marcó una mano a Félix Cruz, y en una jugada prácticamente igual, donde la pelota le pega a Alfredo Tena, no se marcó nada".

La actuación del árbitro, Joaquín Urrea "simplemente nos desestabilizó. Éramos un equipo joven, con muchas esperanzas y no pudimos con ese tipo de arbitraje. Además no podíamos hablar con el árbitro, no aceptó ninguna razón".

mcs