América quiere 'sacrificar' al Puma con el 'Piojo' como testigo
EN EL AZTECA. Miguel Herrera se dio tiempo de atender a los aficionados.. (Foto: Felipe Juárez Salinas )
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El Azteca hierve de emoción y los americanistas están listos para "hacer un sacrificio", para sacrificar al Puma y darle en ofrenda el corazón del felino a los "dioses del estadio".
La explanada de Tlalpan es toda amarilla. Los americanistas la copan, no hay espacio para los Pumas, aunque hay muestras de civilidad, ya que entre las camisetas amarillas se pasean las auriazules sin problema alguno, sin nada que temer, sin nadie con quien pelear.
Ya en el interior del estadio, una figura conocida es rodeada por aficionados, es el técnico nacional, Miguel Herrera, quien a cada paso que avanza es interceptado por el público, que le pide foto o algún comentario.
"¿Ya vas a dar la lista, Miguel?", pregunta un aficionado americanista.
"Ya está, ya está. El lunes comenzamos a entrenar con los que juegan aquí", responde el 'Piojo', quien nunca cambia, quien nunca está en pose.
Un paso más y otra foto, ahí viene la declaración de amor. "Eres grande, 'Piojo'", le dice otro águila de iguales proporciones abdominales que el mismo Herrera.
No todo queda ahí. "¿Te puedo dar un beso?". El 'Piojo' Herrera sólamente empieza a reír y le da un abrazo.
Sólo es a la prensa a la que se niega a contestar. "Nada, nada. Hoy no hay nada, hoy sólo vengo a disfrutar", dice el técnico, quien de inmediato ve a Hernández Lash, su ex dirigido en Atlante, y se escabulle junto a él.
Miguel Herrera viene como aficionado, no quiere saber nada de la presión americanista, que lleva dos derrotas consecutivas ni quiere saber nada del deseo puma por acabar con la paternidad azulcrema. Aunque quien lo conoce ya sabe que en cuanto pite el árbitro, Herrera desaparece y el 'Piojo' toma vida.
mcs