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La final del futbol mexicano que inicia este jueves con el encuentro León-América, enfrenta a dos de los técnicos más efusivos del circuito y que más disfrutan del futbol ofensivo y explosivo que desarrollan sus oncenas.

Gustavo Matosas nació el 25 de mayo de 1967 en Buenos Aires, Argentina, pero sus padres lo llevaron desde niño a vivir a Uruguay, donde inició su trayectoria de futbolista en el Peñarol, para posteriormente vestir el uniforme de once equipos, entre ellos Málaga, San Lorenzo, Racing, Sao Paulo, Real Valladolid, Atlético Paranaense y Querétaro.

Comenzó su carrera de estratega en 2006 con el Danubio, luego llegó al equipo Querétaro para el Torneo Apertura 2011 en la jornada dos y en la cinco fue despedido repentinamente, aunque después encontró acomodo en León, donde sin ser el entrenador oficial, porque se lo impedía el reglamento de competencia, se dijo que era el estratega.

En el Clausura 2012 se convirtió oficialmente en entrenador de los Panzas Verdes, ganaron el campeonato de la Liga de Ascenso y luego derrotaron a Correcaminos en la serie por el arribo a la Primera División del futbol mexicano.

Durante el Apertura 2012, Matosas clasificó a los felinos a la liguilla con arribo en semifinales, donde fueron superados por Xolos de Tijuana que resultó campeón.

El Clausura 2012 no fue brillante, pero en el actual Apertura 2013 ganó en ocho ocasiones, empató en seis y sólo perdió en tres; además, marcó 25 goles, recibió 14 y sumó 30 puntos para el tercer lugar en la clasificación general.

"Es una final muy linda. Estoy encantado por enfrentar a Miguel (Herrera, que obviamente también quiere el trofeo). La Copa habrá que repartirse entonces, porque yo me veo igual. Vamos a tener que partirla a la mitad, empate técnico", declaró con una sonrisa.

Su mensaje a la afición es que "nos costó mucho llegar acá, disfruten esta fiesta; Dios y estos jugadores nos han dado la oportunidad de llegar a este momento y es una fiesta, no es una pelea ni una guerra, es un partido de futbol donde nos estamos jugando el campeonato, entonces alienten y empujen al equipo".

Así, el estratega uruguayo se muestra agradecido y comenta que cada vez que piensa en México le brota la palabra "gracias, muchas gracias México, gracias León (como residencia y equipo)".

Por su lado, Miguel Ernesto Herrera Aguirre está en la cima del futbol mexicano como premio de una larga trayectoria. Nació el 18 de marzo de 1968 en el estado de Hidalgo, y sus inicios son en 1985 con Coyotes Neza para luego llegar a la Primera División con Tecos UAG, Santos Laguna, Atlante, Querétaro, Potros de Hierro, Toros Neza y finalmente el conjunto azulgrana.

Atlante marca su carrera de entrenador, para pasar a Monterrey, con el cual jugó una final, misma que perdió con Toluca; Veracruz, Tecos UAG, Atlante y América, hasta llegar a la Selección Mexicana.

En medio de una larga crisis llegó a las Águilas, de la mano de Ricardo Peláez, como presidente deportivo.

"Si no soy campeón renuncio", declaró, pero eso no sucedió al concluir su primera campaña en la ronda semifinal, al perder con Monterrey.

Otra vez fue semifinales el punto final, ahora en el Torneo Apertura 2012 y tampoco se fue, con el argumento de excelentes números: Once victorias, cuatro empates y apenas dos derrotas, 31 goles marcados y 12 recibidos para 37 puntos, sencillamente el mejor equipo en la campaña regular, pero sin título.

Peláez también habló de lo mismo, de las buenas cifras, de estar en el camino correcto, y llegó el Torneo Clausura 2013 y las Águilas se coronaron en una final memorable con un "Piojo" Herrera arrojado con su equipo a la ofensiva.

Cruz Azul ganó en casa 1-0 el encuentro de "ida" y en el de "vuelta" aumentó 2-0 al minuto 20, y cuando los celestes ya festejaban, el colombiano Aquivaldo Mosquera acortó distancia en el minuto 88 y el arquero Moisés Muñoz se fue a rematar un tiro de esquina para el 2-2 en el 90, se jugaron los tiempos extras y se realizó la tanda de penales con victoria y coronación de los azulcremas por 4-2.

Nadie olvida la locura en la cancha, en las gradas y en cada lugar y rincón donde estaba un americanista, que ahora, como Miguel Herrera y jugadores, sueñan con el bicampeonato.

mcs