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Tenía apenas 27 años de edad cuando fue sometido a aquella intervención quirúrgica por apendicitis. De pronto, su carrera como futbolista terminó... Y el mundo pareció venírsele encima.

Víctor Manuel Vucetich (Tampico, 25 de junio de 1955), hijo del ex jugador argentino José Antonio Vucetich, miembro de la Jaiba Brava durante la década de los 50, ya estaba casado y tenía tres hijos. La única salida era graduarse como entrenador, faceta en la que halló mucho más que sustento: el prestigio que hoy le tiene al frente del Tricolor.

Intentó en escuelitas de futbol... Hasta fue delegado del deporte por Tlalpan. Su peregrinar terminó gracias al cubano Edelmiro Picao Arnada, quien lo contrató como auxiliar técnico en el Atlante.

Entonces sí, su vida cambió para siempre. Se trata de un auténtico guerrero, lo que explica la serenidad mostrada ante la misión que le acaba de ser encomendada.

“A lo mejor, este es un reto cortitito y muy intenso. Sé que los demás son exactamente lo mismo”, sentencia. “Cuando inicié mi carrera, si ganaba un partido le comentaba a mi esposa que, con eso, la libraba un mes”.

“Así he vivido durante 25 ó 26 años: día por día, sufriendo lo que se sufre en el futbol... Asumiendo los compromisos como tal”.

Suele cumplirlos. Sólo perdió una de las 15 finales que ha disputado (Clausura 2012, frente al Santos, con el Monterrey). Todo comenzó en 1989, al frente del Potros Neza.

Le siguió el León, en Primera y Segunda División. Terminó por consolidarse al coronarse con los hoy Estudiantes-Tecos, cuya directiva aseguró que le ofrecería un contrato por 20 años, y el Pachuca.

Pero el destino le tenía deparado otros dos mazazos. Tras fracasar con los Jaguares de Chiapas (2007), pasó dos años en el limbo. Fue analista en televisión. Durante ese exilio, perdió a su esposa por problemas cardiacos.

Otra vez, el mundo se le venía encima. El Monterrey lo rescató. Vuce pagó con la época dorada de los Rayados: dos títulos de Liga y tres en la Concacaf. Atribuyó la consecución del primero (Apertura 2009) a ese “ángel guardián”.

Éxitos por los que fue considerado antes de José Manuel de la Torre. Declinó en pos de ofrecer estabilidad a sus hijos. Hoy está listo.

“En este momento, tengo el tiempo para ellos [directivos de la FMF], y siempre es un gusto [estar al frente del Tricolor]”, asegura. “Como objetivo personal, es la culminación”.

“Cualquier director técnico siempre desea estar... Tras una carrera de 25 años como la que llevo, culminarla de esta manera vale la pena. Anteriormente, no tomé la decisión de trabajar con la Selección por problemas personales. Hoy día tengo la disponibilidad, porque no cuento con relación laboral en algún equipo y sí el tiempo para asumir el compromiso”.

Porque nada es casualidad. Lo aprendió hace tres décadas.