Brilla de nuevo retablo de 300 años de antigüedad
Labor. El retablo de la Pasión de Cristo mide 10.80 metros de altura y está totalmente dorado, con esculturas policromadas en su mayoría y sólo algunos elementos estofados que fueron modificados en el siglo XIX. En la intervención del retablo participó un equipo de 28 personas entre restauradores, talladores, técnicos, ayudantes y arquitectos.. (Foto: Melitón Tapia/Cortesía INAH )
El retablo de la Pasión de Cristo, obra escultórica del siglo XVIII ubicada en Tlaxcala, recobró su estabilidad, policromía y elementos decorativos, tras las labores realizadas durante siete meses por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Tal retablo forma parte del conjunto de tres estructuras que alberga el santuario de Nuestra Señora de Ocotlán y con su restauración vuelve a brillar con la intensidad de hace 300 años y ya se puede admirar de nueva cuenta.
El retablo de la Pasión de Cristo mide 10.80 metros de altura y está totalmente dorado, con esculturas policromadas en su mayoría y sólo algunos elementos estofados que fueron modificados en el siglo XIX, a los que se les detectó mediante calas, señala un comunicado del INAH.
Las imágenes del retablo de la Pasión representan a la Virgen Dolorosa, Jesús Nazareno, la Crucifixión y la Piedad, y hay un elemento pictórico alusivo al Divino Rostro.
La intervención de este bien cultural fue coordinada por la restauradora Claudia Jazziel Lumbreras Delgado, del Centro INAH Tlaxcala, cuyos trabajos comenzaron en mayo y concluyeron en diciembre pasado.
Durante su restauración se pudo corregir el desajuste de paneles, así como de molduras y de algunas tallas que se habían desprendido. Además de su fumigación, se le hizo limpieza, y la consolidación, fijado de escamas, resane y aplicación de hoja de oro. También se repusieron piezas faltantes con base en información documental.
Paralelamente a la restauración del retablo de la Pasión de Cristo, se comenzó la atención del dedicado a la Virgen de Ocotlán, que ocupa la parte central del templo y mide 11.08 metros, cuyos trabajos permitieron que recobrara su estabilidad material así como el brillo de su superficie dorada, con un avance de 50%, indicó la restauradora Claudia Jazziel Lambreras Delgado.
Esta obra es la más antigua del templo, presenta una fina aplicación de hoja de oro y decoración muy detallada a base de flores y conchas. Sus esculturas estofadas son las originales y representan a san Joaquín, Santa Ana, San José, San Juan Bautista, Santa Isabel y San Juan Evangelista.
En la intervención de ambas obras participó un equipo de 28 personas entre restauradores, talladores, técnicos, ayudantes y arquitectos, coordinados por Lumbreras.
Este año se tiene programado continuar con la intervención del retablo de la Virgen de Ocotlán y comenzar la rehabilitación de un tercero dedicado a la Virgen de Guadalupe (de 11.16 metros de altura), que fue el último en crearse, lo cual se advierte en la técnica de manufactura y la ornamentación.
El santuario de Ocotlán es considerado uno de los más importantes de la entidad, e incluso llegan peregrinaciones de estados aledaños como Puebla.
sc