El presidente de El Colegio de México, Javier Garciadiego (1951), consideró que la izquierda mexicana ha revalorado la figura del poeta y escritor Octavio Paz (1914-1998), con quien mantuvo ásperas polémicas.

Tras impartir la ponencia "La biografía política de Octavio Paz", en ocasión del 101 aniversario del nacimiento del Premio Nobel de Literatura, Garciadiego recordó las polémicas que Paz mantuvo con sectores de la izquierda, en particular sobre las revoluciones cubana y sandinista o su cercanía con algunos presidentes mexicanos.

"Creo que el centenario del nacimiento de Octavio Paz (en 2014) dio lugar a que volviera a ser leído y reconsiderado, pero sobre todo se registra un cambio en la izquierda mexicana, que ha dejado atrás su radicalismo y ha ‘rehabilitado' a Octavio Paz", dijo.

En la embajada mexicana en Roma, Garciadiego sotuvo que Paz "fue siempre un polémico hábil. Durante su vida no dejó nunca pasar críticas o invectivas. Respondió a todas, a veces con ironía, otras con razonamiento serenos", apuntó.

En su ponencia, el historiador mexicano recorrió la vida de Octavio Paz, desde su nacimiento en 1914 en el seno de una familia fracturada, pero estrechamente vinculada con la política y la historia nacional.

Recordó que su abuelo, Irineo Paz, fue un general que combatió contra la intervención francesa y apoyó a Porfirio Díaz, mientras su padre, Octavio Irineo, fue un zapatista fundador del Partido Nacional Agrarista.

"Octavio Paz, un autor de dos rostros: poeta y ensayista, que cronológicamente vivió en dos siglos, pues su vida corrió paralelamente al siglo XX mexicano y al siglo XX mundial, que no siempre coincidieron. En términos geográficos y culturales vivió en dos siglos y en tres continentes", dijo.

El ganador del Premio Nobel de Literatura 1990 fue en su juventud cardenista y simpatizante de organizaciones comunistas, aunque durante su estancia en París en los años 40 descubrió y denunció los crímenes del autoritarismo soviético, lo que llevó a su gran transformación ideológica.

Graciadiego subrayó que con su renuncia como embajador en India, en protesta a la matanza de estudiantes en Tlatelolco en 1968, Paz fue el único intelectual mexicano que rompió su alianza con el aparato estatal.

"Si bien abandonó su antigua rebelión socio-política, Paz apoyó una revolución en los ámbitos sexual y estético, además de comprometerse en el proceso de reivindicaciones democráticas en América Latina, Europa del Este y la ex Unión Soviética", dijo Garciadiego.

Finalmente, subrayó que en su vejez, y como era de esperarse siendo hijo de un zapatista, Octavio Paz vio con cierta simpatía el estallido de la revuelta neozapatista en el sureste mexicano.

rqm