El cóndor, ese ave majestuosa que vuela sobre toda la región andina, se dejó admirar hoy por los jóvenes de la Ruta BBVA, cuyo lema de la presente edición es precisamente "En busca de las fuentes del Río de las Amazonas. El misterio de la danza de los cóndores".

Desde el Mirador Cruz del Cóndor, situado en el Valle del Colca (sur de Perú), los expedicionarios pudieron tomar fotografías y contemplar el vuelo de este animal que puede llegar a alcanzar más de 3 metros de envergadura y que, en la actualidad, está protegido debido a que corrió peligro de extinción.

Según Patricio Mendoza, vigilante de Autocolca, grupo autónomo organizado por los alcaldes de los distritos situados en el Valle del Colca, actualmente existen unos 45 ó 50 ejemplares de cóndor, pero llegó a haber muchos menos.

"Este año entró en vigor una ley nacional para proteger al cóndor, a propuesta de Autocolca", explicó Mendoza a los periodistas que integran la expedición de la Ruta BBVA.

Este guarda detalló que de esta manera "se va a disuadir" a la gente que caza a los cóndores, bien como trofeo, bien para costumbres "medio satánicas", dijo, como la de Apurímac (también en el sur del país) , donde hay una especie de "fiesta de sangre", en la que un cóndor va picoteando al toro sobre el que va subido hasta que le da muerte.

"Significa la lucha entre los indígenas y España", apuntó.

La danza de los cóndores, a la que se refiere el lema de la vigésima novena edición de la Ruta BBVA, que transcurre por tierras de Perú y de España, alude al vuelo que estas aves carroñeras efectúan sobre su presa.

Según relató Mendoza, los cóndores avistan al animal muerto y vuelan a su alrededor hasta que el "apu", palabra que habla de los dioses ancestrales y que, en este caso, nombra al mayor de la bandada, llega al lugar y se come los ojos y el ano. A partir de ese momento, comienza el festín de los demás.

Esta jornada se adelanta a la que mañana completará el lema de este programa académico-cultural, que es la subida al nevado Quehuisha, a 5 mil 170 metros de altitud, a la que, a partir de una expedición de la Sociedad Geográfica de Perú en 1996, se reconoce como fuente originaria del río Amazonas.

Para esta marcha, a la que no subirán más de 90 de las cerca de 260 personas que integran la expedición (ruteros, monitores, organización y prensa), hubo una prueba previa en la caminata de 6 kilómetros realizada ayer entre las poblaciones de Coporaque y Yanque, también en pleno Valle del Colca.

Además del esplendoroso paisaje de la zona, que transita entre inmensos cerros que ascienden a cerca de los 4 mil metros de altitud y las típicas terrazas o andenes para cultivo que establecieron los incas en los alrededores de Cuzco, pero que ya se daban antes en esta región, los ruteros pudieron visitar enterramientos y ruinas de los collaguas (pobladores preincas).

En una de esas tumbas, situadas en el enclave de Yuraq Qaqa, Zacarías Ocsa, guía oficial de turismo, hizo un ritual de ofrenda a los ancestros: depositó tres hojas de coca tras una breve oración.

"La ofrenda simbólica que acabo de hacer son tres hojas de coca que simbolizan los tres mundos: el mundo de los muertos, el de los vivos y el de los dioses", explicó.

La jornada, marcada por el calor de la mañana (en torno a los 20 grados), sirvió para medir las fuerzas de los jóvenes en vísperas de la subida al Quehuisha.

Una de ellas, Natalia Lora, natural de Cali (Colombia), señaló que la dureza inicial del recorrido -unas escaleras para la ascensión hasta las tumbas prehispánicas- le hizo querer retirarse, pero después fue "cogiendo el ritmo y la bajada fue más suave".

"Además, uno tiene a los amigos, los compañeros, que lo están a uno ayudando y eso anima más. Al principio, cuando me costaba subir me acuerdo que no sé quién me dio la mano y hasta ahora no sé quién fue. Qué chévere que a uno le ayuden así sin importar quién sea", agregó.

Sin embargo, a Evelyn Pupo, procedente de Madrid, le supo a poco esta caminata y se quedó "con ganas de más", según dijo.

"Ha estado bien. Yo pensé que iba a ser más difícil, pero no. Hemos tenido un momento que hemos subido unas escaleras y era un escalón detrás de otro, eran altos, te dolían un poco los cuádriceps. Pero hemos llevado un buen ritmo los águilas. Me he quedado con ganas de más", aseveró.

Para las caminatas los 204 jóvenes se dividen en tres grupos en función de su estado físico y su velocidad (de menos a más): cóndores, águilas y jaguares.

Mañana, sin embargo, la expedición será un solo grupo, capitaneado por Jesús Luna, jefe de campamento de la Ruta BBVA, quien ya ha explorado la zona en dos ocasiones y ha previsto un ritmo lento de ascensión "en busca de las fuentes del río de las Amazonas".

rqm