Revaloran obra literaria de Ricardo Garibay
Homenaje. "Ricardo Garibay -también autor de Triste domingo (1991)- es un escritor para todos los gustos. Yo pienso que hay que verlo, hay que leerlo más. Ahora que ha muerto debería leerse más", opinó Estrada. . (Foto: Archivo/EL UNIVERSAL )
Cuentos, memorias, crónicas, semblanzas, diálogos y paraderos literarios que marcan etapas significativas en la vida de Ricardo Garibay, forman parte de la antología Ricardo Garibay, con el que la narradora Josefina Estrada se propuso rendir un homenaje al autor hidalguense.
A presentarse el próximo domingo en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el volumen, editado por Cal y Arena, será comentado por Francisco Hernández, Guillermo Vega Zaragoza y Rafael Pérez Gay.
Se trata de un viaje por el México de los años 30, un material que busca dar a conocer al consagrado de la palabra, un escritor de prosa y cadencias que lo vuelven único.
Para Estrada, Garibay debería ser uno de los autores imprescindibles de la literatura mexicana, pues es vital y rigurosa, además de mostrar un gran sentido del humor.
El escritor hidalguense publicó su primer libro a los 40 años, Beber un Cáliz (1962), catalogado como novela, pero que en el fondo es un texto autobiográfico, "con un extraordinario manejo del lenguaje", sobre la agonía de su padre.
Es un libro íntimo, controversial y exquisito, donde a través de sus páginas descubriremos a un Garibay en diversas etapas de su vida, desde su niñez, hasta llegar al gran ensayista, cronista e incluso Premio Nacional de Periodismo (1987).
Galardonado también con el Premio Narrativa de Colima en 1989, el escritor colaboró en Plural, Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, Revista de Literatura, El Universal, Novedades, entre otros.
Algunas de sus publicaciones más renombrables son La casa que arde de noche (1971), Aires de leer (1966) y en sus guiones cinematográficos figura Lo que es del César y El mil usos (1971).
Incansable de las letras, expedicionario de diversos géneros periodísticos, la piel y la entraña del escritor son las palabras, el verdadero amor son las palabras, todo por las palabras.
"Ricardo Garibay -también autor de Triste domingo (1991)- es un escritor para todos los gustos. Yo pienso que hay que verlo, hay que leerlo más. Ahora que ha muerto debería leerse más", opinó Estrada.
sc