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Ballet rescata a niñas de favelas en Sao Paulo

AP| El Universal
11:07SAO PAULO | Lunes 25 de agosto de 2014
Dos veces por semana las nias se suben a una camioneta y viajan 10 minutos a su clase, donde se vis

CLASE. Dos veces por semana las niñas se suben a una camioneta y viajan 10 minutos a su clase, donde se visten con mallas rosadas o negras y zapatillas de ballet donados por una tienda de artículos de danza. (Foto: AP )

Pequeñas de entre 5 y 12 años, muchas criadas por padres adictos a las drogas o dealers, aprenden la agraciada disciplina con la que se pretende contrarrestar el entorno violento y desfavorecedor en el que viven

Al otro lado del cruce elevado cubierto de pintadas y las vías del tren subterráneo, en un barrio pobre rodeado de rascacielos, Gabriela Aparecida, de 8 años, se acomoda el pelo rizado en un moño mientras espera por un aventón a su nueva actividad favorita: ballet. La delgada niña atraviesa la entrada hacia el sucio callejón para abrazar a la voluntaria de la iglesia que la llevará a su clase de baile.

Gabriela, quien ha crecido entre comerciantes de drogas y adictos, aún tiene que aprender a leer. Pero ella y otras niñas de un duro barrio conocido como "crackolandia" están aprendiendo el agraciado arte por cortesía de un grupo de una iglesia local que también les ofrece comida, asesoramiento y estudios bíblicos. La clase es parte de varios grupos en los que jóvenes bailarinas esperan llamar la atención de una respetada bailarina brasileña que recluta a docenas de niñas necesitadas para un taller anual.

Dos veces por semana, más de 20 niñas de entre 5 y 12 años se suben a una camioneta Volkswagen y viajan 10 minutos a su clase, donde se visten con mallas rosadas o negras y zapatillas de ballet donados por una tienda de artículos de danza.

En un día reciente, la instructora Joana Machado tocó una alegre melodía de flautas y piano. Sentadas en el piso, las niñas formaron un círculo con las piernas estiradas hacia adelante. Flexionaron los pies y estiraron los dedos hacia el piso, una y otra vez, mientras Machado corregía la forma de las más pequeñas.

El tiempo dedicado a la gracia y el control es muy distinto al que pasan en su día a día. Muchas son criadas por padres que están en recuperación o son adictos a las drogas, algunas viven con parientes vendedores de drogas o han sido abandonadas y albergadas por vecinos. Algunas han experimentado violencia.

Las niñas que crecen en favelas tienen más probabilidades de quedar embarazadas en la adolescencia, y el más reciente censo de 2010 halló que la tasa de analfabetismo era dos veces más alta en los barrios pobres que en otras áreas de Brasil.

"Vemos toda clase de historias aquí, desde niñas que no se han bañado en días, que no saben cómo cepillarse los dientes, que pasan todo el día encerradas en sus casas", dijo Machado, instructora y directora del proyecto. "Siempre me siento responsable por sus vidas, siempre me preocupa lo que pueda sucederles".

Machado acaba de abrir un estudio llamado "Casa de Sueños" en el vecindario, reubicando la clase de una zona más comercial de Sao Paulo. La misma Machado fue criada por una persona drogadicta, quien luego se recuperó, en el nororiental estado de Bahía.

 

rqm



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