Aun cuando han pasado más de dos años desde que la Academia Mexicana de la Lengua adquirió en un millón de pesos el predio que perteneció originalmente al investigador Miguel Ángel de Quevedo, situado en Coyoacán, para edificar allí su nueva sede, esa institución cuidadora de la lengua española en México, aun no ha podido emprender la construcción del edificio no solo por insuficiencia de recursos económicos, sino también porque no resuelve el principal problema: cambiar el uso de suelo comercial a uso de suelo para la Academia Mexicana de la Lengua.

Sin embargo, hoy las cosas comenzaron a tomar un nuevo cauce, pues durante la presentación de la vigésima tercera edición del "Diccionario de la Lengua Española", coeditado por Espasa de Grupo Planeta y la Asociación de Academias de la Lengua Española, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, anunció durante su participación, que "el presidente Enrique Peña Nieto, ha destinado los recursos que sean necesarios para crear la casa sede de la academia Mexicana de la Lengua".

A la adquisición del terreno que fue de un millón de pesos, se sumarán alrededor de 130 millones que se ha estimado con base en el proyecto arquitectónico realizado por el arquitecto Humberto Artigas.

En entrevista posterior, el secretario de Educación Pública aseguró que no es posible que esta institución no cuente con una casa sede y aunque todavía no tienen claro de cuánto será la inversión, están comprometidos a que se concluya el proyecto.

"Se está cuantificando la construcción, el terreno ya lo tiene la Academia, está en Coyoacán y creo que vale la pena que la Academia Mexicana de la Lengua por primera vez en su historia tenga una casa sede y no un inmueble alquilado o prestado en donde lleve a cabo sus muy importantes labores", afirmó el secretario Emilio Chuayffet Chemor.

Por su parte, Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua, dijo en entrevista que hay un terreno adquirido y un proyecto arquitectónico y hay un presupuesto calculado sobre la base de ese proyecto arquitectónico pero lo que ha detenido el proceso de la construcción hasta hoy es la obtención de los permisos correspondientes.

"Ha sido una labor ardua, casi podría decir que extenuante, no sé si llamarla kafkiana", dijo Labastida, quien es optimista porque va por buen camino el cambio de uso de suelo que espera que en breve pueda ser determinado y autorizado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para comenzar la construcción el 2 de enero y que ojalá se concluya como es su deseo, en noviembre de 2015 para la realización del 15 Congreso Internacional de las Academias de la Lengua, que se realizará por tercera vez en México.

Jaime Labastida aseguró que ya cuentan con el beneplácito de los vecinos de Coyoacán, quienes luego de externar sus preocupaciones por los asuntos de vialidad, por la preservación del bosque creado por Miguel Ángel de Quevedo e incluso su preocupación por las cuestiones de los mantos freáticos. Pero a la par ya tienen la aprobación de las 14 dependencias del gobierno de la ciudad que han aprobado que la Academia puede estar ahí.

Señaló que el proyecto arquitectónico también cumple completamente con todos los requisitos: contarían con cien cajones de estacionamiento que se utilizarían acaso 10 o 12 veces al año que tienen sesiones solemnes, por lo cual no se afectará la vialidad de la zona. Contará demás con salón de usos múltiples, biblioteca, espacio para un museo, oficinas, salón del pleno, un centro audiovisual.

Las únicas obras de trabajo previas que han hecho en estos dos años son pocas: se levantó la barda perimetral y se derruyó la casa que acusaban de ser histórica, pero en realidad no lo era y pudieron con los permisos adecuados, derribarla; ahora están a la espera de los recursos para comenzar la construcción.

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