Ambientada con la cosmogonía prehispánica de Monte Albán, la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes dará la bienvenida por segunda ocasión a la ópera "La flauta mágica" de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), los días 11, 13, 16 y 18 de febrero.

Luego de 14 años, esta ópera dividida en dos actos del reconocido compositor austriaco, regresará al recinto de mármol, con la inclusión de algunos parlamentos en náhuatl y zapoteco.

Asimismo, la obra integra el lenguaje audiovisual, en donde de manera matizada se ofrece una toma general del mundo prehispánico y la forma en que Tamino enfrentará al mundo.

Se trata de un montaje visualmente atractivo en el que los presentes quedarán atrapados no solo por la voz de los cantantes, sino por la proyección de paisajes nocturnos, acompañados de cometas y planetas, así como por la Serpiente Emplumada, divinidad presente en la mitología de numerosos pueblos prehispánicos de Mesoamérica y que se hacen presentes en el primer acto.

Los papeles principales corresponderán a Lourdes Ambriz y Maribel Salazar, quienes alternarán en el rol de "Pamina", mientras que "Tamino" será protagonizado por Ernesto Ramírez y Diego Silva.

A "Papageno" lo interpretarán José Adán Pérez y Josué Cerón; a "Sarastro", Tamás Bátor, y a la reina de la noche, Íride Martínez, bajo la dirección concertadora de Iván López Reynoso.

Acompañados por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, la obra que tiene la particularidad de que, en lugar de las pirámides de Egipto que se utilizan usualmente como escenografía en las puestas clásicas, el montaje evoca los motivos prehispánicos de Monte Albán, además incluye algunos parlamentos en náhuatl y zapoteco.

Bajo la dirección escénica de José Antonio Morales, destaca también el vestuario el cual fue diseñado por Rosa Blanes Rex y elaborado por 100 artesanos de pueblos mixes en telar de cintura, teñido al natural, y en el que predomina el dibujo de la serpiente.

Cabe mencionar que "La flauta mágica" es de las óperas que más se representan en todo el mundo, y regresa al Palacio de Bellas Artes después de 14 años.

De acuerdo con Morales, el montaje contó con la asesoría del arqueólogo Eduardo Matos, quien le abrió la puerta al conocimiento del mundo prehispánico y quien hizo notar las coincidencias que existen entre la cultura mesoamericana y la egipcia, sobre todo en el ámbito de la sabiduría y la justicia.

Sin embargo, recalcó que la parte musical se respetó y contaron con el consentimiento de Ramón Vargas, director artístico de la Ópera de Bellas Artes, quien les otorgó libertad y se sumó a la idea y al proyecto.

La obra narra la historia de Tamino, un joven que descubre el poder que se le ha dado y es el que hace que regrese la Serpiente Emplumada como un animal que tiene la salvación, por medio de la música; es un simbolismo más.

El príncipe Tamino llega a un acuerdo con la Reina de la noche, para liberar a Pamina, la hija de la reina y que fue secuestrada por Sarastro, un demonio que vive en un castillo.

De lograr su objetivo, Tamino se podrá casar con Pamina, pero tendrá que pasar por una serie de pruebas, que harán del cuento una reflexión sobre la trascendencia humana.

rqm