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Reinventó la dirección de orquesta

Redacción| El Universal
Martes 21 de enero de 2014

El director de orquesta italiano Claudio Abbado falleció en Bolonia a los 81 años. Murió en su hogar tras una larga enfermedad que comenzó en 1999, cuando le detectaron un cáncer de estómago. Reuters

Abbado fue director de la Filarmónica de Berlín y de Teatros de prestigio como La Scala de Milán, de 1968 a 1986, o la Staatsope de Viena, de 1986 a 1991. Fue director huésped principal de la Filarmónica de Chicago y se caracterizó por su habilidad musical al dirigir sin partituras. EFE

El director nacido en Milán el 26 de junio de 1933 hijo de padre violinista y profesor de conservatorio, y de madre pianista. AP

Abbado era reconocido en Italia como un artista "revolucionario" con la música clásica como instrumento para llegar a los más jóvenes. Archivo / EL UNIVERSAL

El director siendo condecorado por el presidente alemán Johannes Rau con la Gran Cruz al mérito de la Bundesrepublik, máximo honor reservado a quien no es jefe de Estado. Reuters

La familia pidió a las personas que quieran honrar la memoria del director que no enviaran flores sino que hicieran un donativo para recaudar fondos para el hospital de Hematología y Oncología pediátrico boloñés. Archivo / EL UNIVERSAL

Reinvent la direccin de orquesta

MAESTRO. Era reconocido por usar la música como instrumento para llegar a otros públicos. En la imagen, durante un ensayo en 2001. (Foto: ARCHIVO EFE )

A los 80 años murió en Italia el director Claudio Abbado, uno de los más grandes de la música clásica del siglo XX, impulsor de jóvenes artistas

cultura@eluniversal.com.mx

ROMA.— Famoso por su habilidad musical, por dirigir sin partituras y por su compenetración con los integrantes de la orquesta a los que daba libertad creativa, el director italiano Claudio Abbado falleció ayer en Bolonia.

Fue uno de los grandes directores de orquesta de Italia, y fue venerado en las principales instituciones musicales del mundo, la mayoría de las cuales condujo en citas memorables.

El artista murió en su hogar tras una larga enfermedad que comenzó en 1999, cuando le detectaron un cáncer de estómago que nunca le separó de la batuta. Abbado murió “serenamente, en su apartamento de Bolonia” (centro), señaló su familia en un comunicado.

Aunque estuvo delicado en sus últimos años, lo cual le obligó a reducir sus presentaciones, fundó su propia orquesta de músicos destacados en Lucerna, Suiza, y dedicó el tiempo a entrenar a ejecutantes jóvenes y fundar orquestas juveniles en Europa.

El director milanés era reconocido como un artista “revolucionario” con la música clásica como instrumento para llegar a los jóvenes.

La familia pidió a las personas que quisieran honrar la memoria del director no enviar flores sino que hicieran un donativo para recaudar fondos para el hospital de Hematología y Oncología pediátrico boloñés. Y es que el nombre de este director está íntimamente ligado al mundo de los jóvenes y de la infancia. Abbado fue el fundador de la Joven Orquesta de la Comunidad Europea en 1978 y durante su dilatada carrera no cejó en su empeño de llevar la música clásica a cárceles y hospitales pediátricos porque, a su juicio, “la cultura permite superar todos los límites”, por lo que siempre se mostró muy crítico con los recortes a este sector.

De padre violinista y madre pianista, Abbado nació (en 1933) y creció en la tierra de Giuseppe Verdi, en la región italiana de Emilia Romagna y, después de pasar por los escenarios de la música clásica más importantes del planeta, se convirtió en una reputada figura cultural tanto en Italia como en el extranjero.

Fue director de uno de los templos de la lírica, el teatro de la Scala de Milán, entre 1979 y 1989, institución que ayer reconoció que Abbado “permanecerá por siempre en el teatro”. En esa orquesta debutó en 1960.

También dirigió la Ópera del Estado de Viena (1986 a 1991), la Filarmónica de Berlín y la Sinfónica de Londres; además fue director huésped principal de la Filarmónica de Chicago.

Siempre dirigió con su estilo ágil y brioso, recordó el cineasta Roberto Benigni: “Pequeño, frágil, delicado. Le bastaba subirse en el podio y, al primer movimiento de batuta en el aire, ocurría el milagro. Todo se hacía inmenso, incorruptible e inmortal”, comentó.

Abbado era también senador vitalicio, “por sus méritos en el campo artístico”, nombramiento que recibió el 30 de agosto del presidente italiano, Giorgio Napolitano. Pero él no dudó en destinar su sueldo de senador a la Escuela de Música de Fiesole, un último gesto para promocionar la música clásica.

Muy presente en la vida latinoamericana, dirigió en 2010 la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela. En México nunca se presentó como director.

La plaza de la basílica de San Stefano de Bolonia, que acogerá desde hoy su capilla ardiente, se llenó de flores y mensajes ayer, al igual que las puertas de su apartamento, en las que desde la mañana de ayer lucía una rosa blanca que alguien dejó como una señal de pésame.

La Filarmónica de Berlín, que dirigió después de Karajan, lamentó la pérdida de un “músico y una persona extraordinaria. Su amor por la música y su insaciable curiosidad eran una inspiración para todos nosotros”.

La Scala lo reconoció por dejar su marca como director “sin límites y como músico sin prejuicio, un hombre de teatro listo para el riesgo, un hombre que pensó en abrir el mundo”.

La Ópera de Viena y el Festival de Verano de Salzburgo lamentaron su muerte y lo definieron como uno de los músicos más importantes de los últimos tiempos: “Estoy profundamente entristecido por la muerte de Claudio Abbado, el mundo de la música ha perdido a uno de los más grandes”, dijo el director de la Ópera de Viena, Dominique Meyer. “Ya desde mi época de estudiante en París he visto numerosos conciertos y actuaciones dirigidos por este director excepcional, que nunca olvidaré”, dijo.

La directora del Festival de Salzburgo, Helga Rabl-Stadler, lamentó su muerte: “Con muy pocos otros directores se ha utilizado tantas veces en las críticas la expresión ‘momentos mágicos’. Con muy pocos directores han estallado los aplausos de forma tan atronadora incluso con obras muy difíciles”. Abbado llegó a ese Festival en 1965 de la mano del legendario Herbert von Karajan, cuando obtuvo un gran éxito con su dirección de la Segunda Sinfonía de Mahler.

Abbado regresó a La Scala, tras 26 años, para dirigir a Mahler el 31 de octubre de 2013 y recibió una ovación de pie del público que duró 15 minutos.

En Sevilla, España, el director mexicano Carlos Miguel Prieto hará esta semana una serie de conciertos que dedicará en homenaje a Claudio Abbado.

Al director le sobreviven su segunda esposa y sus cuatro hijos. (Ariel León, Yanet Aguilar y Agencias)



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