Eleazar López Zamora, fundador de la Fototeca Nacional, fue un férreo impulsor del desarrollo de la investigación, conservación y difusión de la imagen. Por tal motivo, Luis Barjau, director de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, expresó la idea de hacer justicia a su legado, mediante la organización de un seminario.

En un comunicado de prensa, el Instituto informó la intención de generar un espacio de ideas y reflexión, al cual convocaría a teóricos y fotógrafos y podría titularse "La imagen como fuente y la fuente como imagen".

En un encuentro entre amigos en las instalaciones de la Dirección de Estudios Históricos en Tlalpan, al sur de esta capital, se recordó el carácter discreto, incisivo y generoso de López Zamora, quien falleció a los 66 años en diciembre de 2013.

En el evento, los asistentes coincidieron en la versatilidad de la formación del fundador de la Fototeca Nacional, desde su gusto por la literatura, el cine, los viajes dentro y fuera de su país, e incluso la edición, los cuales sirvieron para que éste se convirtiera en un promotor de la fotografía generada desde México.

El investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, Carlos Martínez Assad, comenzó el anecdotario con la autoridad que le dan 54 años de amistad que mantuvo con López Zamora. Siendo estudiantes de secundaria, en Actopan, Hidalgo, entre ellos surgió una inmediata simpatía dado su gusto por la lectura.

Martínez Assad señaló que el epitafio de su amigo bien podría ser el mismo que yace en la tumba de Johann Wolfgang von Goethe: "Luz, más luz"... aquella que se cuela en el ojo de una cámara.

Al respecto, la investigadora de la imagen Patricia Massé, cuestionó cuándo puede considerarse que alguien es un fundador. "En el entendido de crear las bases de una obra, López Zamora fue la piedra fundacional de la Fototeca Nacional, aunque haya comenzado a dirigirla seis años después de que llegara el Archivo Casasola al ex Convento de San Francisco, en Pachuca".

En 1982, la Fototeca era un almacén de imágenes dentro del Centro Regional del INAH, en Hidalgo. Entonces, tenía el nombre Archivo Histórico Fotográfico. Con el apoyo de Flora Lara Klahr y David Mauad, entre otros, el director López Zamora "explotó" la mina que representaban esos haluros de plata.

Samuel Villela, John Mraz, Rebeca Monroy, Ariel Arnal, Alejandro Castellanos, Daniel Escorza y José Antonio Rodríguez, entre otros historiadores de la imagen, reconocieron la generosidad con que el ex titular de la Fototeca Nacional les abrió las bóvedas de ese espacio, para comenzar a crear conocimiento en torno a las fotografías.

En los 13 años que Eleazar López Zamora dirigió la Fototeca, ésta se convirtió en el modelo para otros repositorios de imágenes en el país, y se enriqueció con otros acervos como las tarjetas de visita de Cruces y Campa, del siglo XIX; los registros de Guillermo Kahlo de los edificios históricos nacionales, y miles de imágenes más soportadas en placas, nitratos, albúminas, ferrotipos y negativos de diverso formato.

En materia de divulgación, esta cuidadosa labor se cristalizó en exposiciones y ediciones memorables como Tierra y Libertad, México 1910-1960, o Fotografía y Prisión y Nacho López.

Juan Carlos Valdez, director de la Fototeca Nacional, apuntó que López Zamora fue un visionario al iniciar la digitalización del inmenso acervo en 1993. De igual manera lo calificó el investigador John Mraz, quien reconoció la "profunda comprensión de la cultura visual moderna" que poseyó este pionero del análisis de la imagen.

rqm