El Teatro Juárez cumple 110 años
MAJESTUOSO. La serena monumentalidad clasicista de que hace alarde el Teatro Juárez en su espléndido pórtico, así como las eclécticas soluciones de sus interiores y espacios complementarios, fueron vistos en sus inicios como una intrusión arquitectónica en el entramado urbano de la población, más no por ello deja de ser una belleza real. (Foto: Especial. )
Inaugurado el 27 de octubre de 1913, el Teatro Juárez de esta ciudad pasó de ser una clara referencia urbana, que en sus albores respondió a la necesidad de la burguesía porfiriana de verse y ser vista en un auto convencimiento de prosperidad y paz social, a fuente de cultura para todos.
Este domingo se cumple una semana de su aniversario 110 y la fiesta sigue en torno a ese edificio, que a pesar del inexorable paso del tiempo, aún se mantiene funcional, vigente y hermoso. Lo anterior no es, sin embargo, gratuito. Obreros, técnicos y otros especialistas se encargan de mantenerlo así permanentemente.
Una mirada al pasado indica que la construcción del Teatro Juárez inició en 1873, bajo los auspicios del general Florencio Antillón (1830-1903) , en los terrenos ocupados originalmente por el antiguo convento de San Diego de Alcalá, desmantelado en 1861 tras la desamortización de los bienes eclesiásticos promovida por Juárez.
La serena monumentalidad clasicista de que hace alarde el Teatro Juárez en su espléndido pórtico, así como las eclécticas soluciones de sus interiores y espacios complementarios, fueron vistos en sus inicios como una intrusión arquitectónica en el entramado urbano de la población, más no por ello deja de ser una belleza real.
A lo largo de los 31 años y pico que duró su construcción, sobresalió el nombre del arquitecto Antonio Rivas Mercado (1853- 1927) , quien realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes en París y fue autor de importantes obras durante el Porfiriato, entre las que destaca la Columna de la Independencia, en la Ciudad de México.
Desde entonces luce el eclecticismo que puede entenderse a través de una afortunada yuxtaposición de estilos que van desde el depurado neoclásico de su fachada hasta la fantástica recreación mozárabe de su sala, sin dejar de lado la influencia francesa evidente en su elegante "foyer" de cubierta de acero y cristal.
Vayamos en partes. El proyecto original del pórtico de acceso fue del arquitecto José María Noriega, de estilo clasicista, que metafóricamente sería el reflejo de la opulencia guanajuatense durante la presidencia del oaxaqueño Porfirio Díaz (1830-1915) , pero luego fue modificado, como se ve hoy, por el arquitecto Rivas Mercado.
Se llega al acceso por una escalinata flanqueada por grandes faroles y esculturas de bronce que representan a dos leones sedentes, obras del afamado escultor porfiriano Jesús Contreras (1866-1902) . Destaca un generoso entablamento cuyo friso decorado con guirnaldas ostenta en su parte central la leyenda "Teatro Juárez" .
El vestíbulo es un espacio conformado por 12 columnas dispuestas en cuatro grupos que sostienen una cubierta resuelta por una interesante estructura de acero y cristal que sin duda constituyó una proeza constructiva para su tiempo. La calidad y elegancia de los materiales le dan una personalidad única.
El Teatro Juárez cuenta con una cantina que constituye un espacio que merece ser apreciado por la belleza y calidad de su diseño. Es sin duda una de las obras de ebanistería mejor logradas con que cuenta el inmueble. Su mobiliario de madera labrada incluye barra, contra-barra, estantería y alacenas articuladas.
La escalera de honor es una estructura realizada totalmente en acero por que se accede al salón "foyer" y a sus espacios complementarios. Destacan en el área de los descansos dos espléndidas esculturas de mármol que representan alegorías de la danza y la música, y una enorme pintura con el escudo de armas de Guanajuato.
De ahí, se puede pasar a la sala de espectáculos cuya belleza responde a su decoración basada en uno de los estilos historicistas denominado neomudéjar, mismo que en el momento de construcción del teatro fue ampliamente empleado en México con el nombre de arte árabe; la planta de la sala responde al estilo de herradura.
El "foyer" o salón de recepciones está en la planta alta, sobre el vestíbulo. Llama la atención su piso de fierro y cristal que no es otro que la cubierta del vestíbulo de la planta baja. Su mobiliario procede de la misma casa de muebles parisina que los correspondientes al salón tocador usado por las ricas señoras porfirianas.
Entre sus valores, el edificio tiene el ser testimonio de las etapas históricas durante las que fue construido. Al tiempo que da cuenta de la búsqueda de nuevos caminos arquitectónicos y el uso de materiales modernos, el teatro atendió, como hasta ahora, la noble vocación de ser escenario de las más elevadas manifestaciones artísticas y culturales del país.
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