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Sinfónica de Minería dona taquilla a la Cruz Roja

Notimex| El Universal
11:31México | Miércoles 16 de octubre de 2013

Solidaridad. "Esto que acaban de escuchar -afirmó el director José Areán- es nada más y nada menos que el poder de la música para vencer la adversidad, gracias por su solidaridad", añadió emocionado, en medio de la prolongada ovación que el público de la Sala Nezahualcóyotl le brindó a él, a la Sinfónica y a cerca de 200 voces de diversos coros universitarios que participaron en el programa, que incluyó Carmina Burana, de Carl Orff, y Obertura 1812, de Tchaikovsky. . (Foto: Archivo. )

Las ganancias recaudadas durante la presentación de Carmina Burana serán destinadas a reactivar la economía y generar empleos en la zona de la montaña afectada por "Ingrid" y "Manuel"

Las tragedias pueden desaparecer de los medios de comunicación pero no de las vidas de quienes las padecen, de modo que hay que seguir apoyando, afirmó el director de orquesta José Areán, tras agradecer a quienes ayer abarrotaron el concierto de la Orquesta Sinfónica de Minería, a beneficio de la Cruz Roja.

"Esto que acaban de escuchar -afirmó el director huésped- es nada más y nada menos que el poder de la música para vencer la adversidad, gracias por su solidaridad", añadió emocionado, en medio de la prolongada ovación que el público de la Sala Nezahualcóyotl le brindó a él, a la Sinfónica y a cerca de 200 voces de diversos coros universitarios que participaron en el programa, que incluyó Carmina Burana, de Carl Orff, y Obertura 1812, de Tchaikovsky.

Antes del recital organizado por la Academia de la Música del Palacio de Minería, Gerardo Suárez, presidente de dicha institución, puso énfasis en la importancia de sumar esfuerzos en beneficio de "nuestros hermanos afectados en la zona de la Montaña (Guerrero)", y agradeció la solidaridad del público que, dijo, desde hace una semana había agotado las localidades.

Por su parte, el presidente de la benemérita Cruz Roja Mexicana, Fernando Suinaga y su esposa, agradecieron la contribución hecha por la Orquesta Sinfónica de Minería, el apoyo de la Academia y el de la Facultad de Ingeniería que preside Gonzalo Guerrero.

Suinaga aseguró que los recursos, que usarán con toda transparencia, serán empleados, sobre todo, para apoyar programas que permitan reactivar la economía y el empleo de quienes lo perdieron todo en la zona de la Montaña, tras las lluvias torrenciales derivadas de "Ingrid" y "Manuel".

Tras entregar algunos agradecimientos, los invitados dejaron el presidium para dar paso al recital que bajo la batuta experta de Areán hizo vibrar el recinto desde las primeras notas, que, para sorpresa del público, no fueron las de la esperada cantata escénica de Orff (1895-1982), sino las del Himno Nacional mexicano, que pusieron de pie a la concurrencia.

Tras el momento solemne, vino el estruendo de las percusiones, anunciando "Fortuna Imperatrix mundi", que emocionó público, que por espacio de 60 minutos disfrutó de cada uno de los elementos que dieron vida y fuerza a la interpretación de la partitura de Orff, traducida al español en una pantalla al centro del escenario.

I. Primo vere: uf dem Anger, II. In taberna, III Cours d' amours, Blaziflor et Helena, y nuevamente "Fortuna Imperatrix Mundi" , integraron la pieza ejecutada por la Sinfónica e interpretada con solvencia, emotividad y gran calidad vocal, tanto por los coros como por el tenor Víctor Hernández, la soprano Anabel de la Mora y el barítono Enrique Ángeles.

Una prolongada y emotiva ovación de pie mantuvo por algunos minutos el éxtasis en el recinto, donde una y otra vez director, músicos y coros (Cáritas, ProMúsica, Convivium Musicum, y los de las facultades de Ciencias, Ingeniería y Derecho) agradecieron la euforia de la concurrencia.

Más de dos mil voces al unísono soltaron entonces el tradicional "Goya", haciendo vibrar una vez más el recinto universitario, como colofón de la primera parte del catártico recital.

La segunda parte no fue menos emotiva, pues trompetas, cornos, trombones y demás alientos hicieron eco con las percusiones y las cuerdas de violas, chelos y violines, para dar vida a la Obertura 1812, de Tchaikovsky (1840-1893), cuya fuerza contrastó con los matices que por momentos tuvo la cantata previa.

Los aplausos no se hicieron esperar, Areán tuvo que volver un par de ocasiones al escenario para agradecer y aunque no ofreció el acostumbrado encore, aprovechó para reiterar el agradecimiento de la orquesta por la solidaridad del público, al que invitó a seguir apoyando a "nuestros hermanos daminificados".

sc



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