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Irreversible, el calentamiento global del planeta

Roberto Gutiérrez Alcalá| El Universal
Sábado 09 de noviembre de 2013
De acuerdo con el Quinto Reporte de Evaluación del IPCC, 95% del cambio climático se debe a un forzamiento radiativo inducido por actividades humanas

Así como en pleno siglo XIX había quienes seguían negando que la Tierra fuera redonda (o, más precisamente, elipsoidal), hoy algunas voces niegan que los seres humanos estemos incidiendo de manera definitiva en el calentamiento global que sufre nuestro planeta.

Sin embargo, el Quinto Reporte de Evaluación (AR-5) del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) es claro y rotundo al respecto. En él se concluyó que 95% del cambio climático mundial es consecuencia de un forzamiento radiativo inducido por actividades humanas.

Este forzamiento cuantifica el cambio en la energía que se aporta al sistema climático y que induce un cambio climático debido al cambio de procesos o sustancias antropogénicos o naturales.

“El forzamiento radiativo antropogénico del clima que aparece en este reporte es de 2.29 watts por metro cuadrado, es decir, 43% más del que informó el Cuarto Reporte de Evaluación del IPPC, publicado en 2007; esto nos demuestra que está aumentando en forma alarmante”, dice Blanca Mendoza, investigadora del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional.

La investigadora, que como integrante del Grupo de trabajo I participó en la elaboración del primer volumen del AR-5 —y cuyo resumen para tomadores de decisiones fue publicado el pasado 30 de septiembre—, añade que de esos 2.29 watts por metro cuadrado, 1.68 es causado por el dióxido de carbono, lo cual representa más de la mitad del total del forzamiento radiativo antropogénico.

Tabla del primer volumen

En una de las tablas del primer volumen del AR-5 vienen, además del dióxido de carbono, otros gases de efecto invernadero bien mezclados: el metano, los halocarbonos y los compuestos nitrogenados, cuyas contribuciones al forzamiento radiativo antropogénico son de 0.97, 0.18 y 0.17 watts por metro cuadrado, respectivamente.

Luego aparecen algunos gases de larga vida: el monóxido de carbono, los compuestos orgánicos volátiles distintos del metano, los óxidos de nitrógeno, los aerosoles y el carbono orgánico, cuyas contribuciones al forzamiento radiativo antropogénico son de 0.23, 0.10, -0.15, -0.27 y -0.55 watts por metro cuadrado, respectivamente.

“Es oportuno señalar que cuando resulta positiva, la contribución a ese forzamiento hace que aumente la temperatura; y cuando resulta negativa, hace que disminuya.”

La contribución del albedo (porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre ella misma) debido al cambio de uso del suelo es de -0.15 watts por metro cuadrado.

“En cuanto a los aerosoles, aunque en promedio contribuyen a bajar la temperatura, puede darse el caso en que también contribuyan a subirla”, aclara la investigadora universitaria.

Forzadores naturales del clima

Como único contribuyente natural del forzamiento radiativo del clima aparece la radiación solar, con 0.05 watts por metro cuadrado.

“Hay otros dos tipos de forzadores naturales del clima: aquellas erupciones volcánicas que alcanzan la estratosfera e inyectan ahí cantidades apreciables de azufre que dispersa la luz solar, y la variabilidad climática interna, representada por, entre otros, el fenómeno conocido como El Niño”, afirma la investigadora de la Universidad Nacional.

El efecto de una erupción volcánica puede durar uno, dos, incluso tres años, por lo cual es posible que la temperatura terrestre baje hasta 0.1 grados centígrados.

Pero como las erupciones volcánicas son eventos episódicos, es muy difícil hacer un cálculo de su contribución al forzamiento radiativo a largo plazo.

Por lo que se refiere al fenómeno de El Niño, contribuye a aumentar la temperatura del sistema climático hasta 0.2 grados centígrados, pero tampoco es sostenido ni constante (dura pocos años).

“Así pues, por su carácter episódico e inconstante, estos dos forzadores naturales del clima no fueron incluidos en la mencionada tabla del AR-5”, indica la especialista del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Aumento de la temperatura

De 1750 (año que se considera como el inicio de la era industrial) a la fecha, el aumento de la temperatura ha sido de 0.85 grados centígrados, en promedio.

“En el mejor de los escenarios que proyecta a futuro, el IPCC espera que a finales del siglo XXI sea de entre 1.5 y 4.5 grados centígrados más. Ahora bien, según otros modelos con valores extremos que el IPCC considera poco probables, este aumento de la temperatura podría llegar a ser de 6 grados centígrados...”, apunta la investigadora.

Se ha visto que la actividad solar está disminuyendo desde 1986. Por eso, Mendoza y sus colaboradores proponen que el Sol va a entrar en otra fase de mínimo de actividad, similar (aunque menos severa) a la que tuvo entre 1645 y 1715 (se le conoce como mínimo de Maunder) y que hizo que la temperatura bajara un grado en la Tierra.

Ella y sus colegas han trabajado con modelación de clima y han hallado que esta disminución de la actividad solar va a frenar un poco el calentamiento global, pero no lo suficiente, ni mucho menos, para revertirlo. De este modo, aun cuando los elementos naturales nos ayuden, aun cuando haya erupciones volcánicas que contribuyan a disminuir la temperatura y aun cuando el Sol entre en su fase de depresión por algunas decenas de años, el calentamiento planetario atribuido muy específicamente al dióxido de carbono va a continuar.

“De hecho, una de las conclusiones del AR-5 es que este calentamiento es irreversible y que lo único a lo que se aspira es a limitarlo, y para ello se necesita contener la emisión de gases de efecto invernadero y, específicamente, de dióxido de carbono”, indica.

Ante este panorama, la investigadora Blanca Mendoza opina que debe recurrirse, sin duda, al uso de las energías renovables.

“Muchos países de Europa están llevando a cabo estudios y grandes desarrollos tecnológicos relacionados con ellas. En nuestro país sería extremadamente importante que los tomadores de decisiones empezaran a promover su uso. Algunas instituciones ya lo hacen, por cierto, como la UNAM, a través del Instituto de Energías Renovables.”

Más información relacionada con este tema, en el siguiente correo electrónico: blanca@geofisica.unam.mx



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