El Ayuntamiento de Estrasburgo acoge durante esta semana la exposición fotográfica "Complicidades. Diego y Frida", compuesta por 35 imágenes que repasan las pasiones y los acontecimientos políticos que marcaron la vida de los dos artistas mexicanos.

La muestra, organizada por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y la Representación Permanente ante el Consejo de Europa, procede del Instituto Nacional de Antropología e Historia y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Lit eratura.

Según la exdirectora de la Casa Estudio de Diego Rivera, Magdalena Zavala, la exposición da cuenta de "las complicidades compartidas por ambos artistas", que "no sólo fueron amantes, pareja, militantes y pintores, sino también enarbolaron toda una generación de cambio en el México moderno".

La mitad de las fotografías son de autores desconocidos y el resto están firmadas por Agustín V. Casasola, José María Lupercio, Hugo Brehme, Tina Modotti, Enrique Díaz, Lucienne Bloch, Ismael Casasola, Louis Riley, Esther Born y Nacho López.

Las primeras instantáneas proceden de la época de la Revolución mexicana de 1910, con un Rivera en Europa que no se comprometerá con la misma hasta años más tarde, y con una Frida de tres años de edad, que fijó su nacimiento tres años después como vínculo con la gesta revolucionaria.

Ocho imágenes los muestran juntos en diferentes etapas de los 25 años que estuvieron juntos: en un 1 de mayo y el día de su boda (1929), en una manifestación del Socorro Rojo (1931) y Frida mecanografiando una carta dictada por Diego (1933).

También aparecen firmando su segunda acta matrimonial (1940), conversando en la Casa Azul y frente a su colección de arte prehispánico (1943), compartiendo mesa en San Ángel (1945) y en Coyoacán (1952).

La exposición ofrece la última imagen pública de Frida, tomada en Ciudad de México el 2 de julio de 1954, sólo 11 días antes de su muerte. También hay fotografías suyas guiñando un ojo (1954), retratada en 1942 o trabajando en su estudio de Coyoacán (1943).

Rivera aparece pintando los murales de la Creación (1922-23) y del Palacio Nacional (1945), en su estudio de Altavista (1934), con Trotsky (1937) o trabajando en su estudio el año de su muerte (1955).

El último panel explicativo de la exposición afirma de Diego y Frida que "la muerte los hace cómplices eternos, referentes uno del otro, su vida no tienen sentido sin el otro, ambos se dan significado y cobijo, ambos se encuentran en la muerte por siempre".

sc