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Judas Iscariote y Poncio Pilato son los villanos en la representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa. Eduardo López y Joaquín Rueda son quienes los interpretan respectivamente y, en entrevista para EL UNIVERSAL, contaron su versión sobre ser los malos.

El personaje repudiado

"Me ha tocado ver que la gente repudia al personaje de Judas... El público es entregado, se mete mucho en la representación, hay veces que la gente avienta objetos e insulta, te dicen ‘maldito'", dice Eduardo López, de 33 años, originario del Barrio de San José, en Iztapalapa.
El personaje de Judas -que vendió a su maestro Jesús por 30 monedas de oro a los sacerdotes del Sanedrín- significa una gran presión para Eduardo López, ya que representa lidiar con el repudio que le tiene todo el mundo cristiano a su personaje. "Es difícil la preparación para interpretar a Judas, sobre todo cuando el público suele lanzar objetos hacia el actor. He estado trabajando en eso, en la parte emocional porque si alguien te insulta no puedes decir nada, tienes que saber lidiar con este tipo de emociones", explica Eduardo, quien es licenciado en Administración.

Su personaje maneja extremos emocionales que van desde la serenidad hasta la exaltación, aunque Judas posee también un carácter muy fuerte. "Si (yo) fuera sumiso no hubiera podido representarlo. Tienes que reflejarlo (el carácter fuerte) y transmitirlo a la gente".

Eduardo se siente identificado con su personaje porque ambos poseen un carácter decidido y pese a la mala fama de su personaje, Judas posee un aspecto positivo que es el de manejar el perdón.

Un juicio equivocado

Joaquín considera que el personaje de Poncio Pilato ha sido mal juzgado por la gente, su dicho cobra relevancia si se toma en cuenta que el originario del barrio San Miguel, Iztapalapa, es licenciado en Derecho.

"En aquellos tiempos la política romana era diferente. Si te acusaban de traidor al César (emperador), no sólo te cortaban la cabeza a ti sino a toda tu familia, incluso, a tus padres. Como político romano, Poncio tuvo que tomar una decisión en beneficio de él", comenta Joaquín.

Él sostiene que de haber vivido en los tiempos de Cristo, él, así como Poncio Pilato, hubiera tomado la misma decisión, aunque aclara que "actualmente si me tocara ser juez o ministerio público, actuaría conforme al derecho".

"Pilato y yo tenemos en común las leyes, estudié derecho y la política me gusta. Recordemos que Pilato trató de zafar a Jesús: primero lo manda a azotar para que el pueblo al final pudiera salvarlo, aunque no sucedió así. Trata de hacer artilugios para dejarlo libre. Y al final le pesa la cuestión política".

Para Joaquín, preparar a este personaje representa un doble reto, ya que el próximo año repetirá el papel de Pilato. Esto gracias a que las nuevas políticas del Comité Organizador de Semana Santa en Iztapalapa, le permiten representar al mismo personaje en dos ocasiones seguidas.

A pesar de la imagen controversial de los papeles, Eduardo López (Judas) y Joaquín Rueda (Pilato) coinciden en que si sus personajes no hubieran actuado como lo hicieron no existiría la religión cristiana.

jram