El pasillo 1-k de la Central de Abasto estuvo bloqueado ayer. Los diableros y comerciantes debían rodear ese andén, pues un hombre yacía muerto.

Roberto Almazán fue asesinado de un disparo en la cabeza alrededor de las 5:30 horas de ayer cuando caminaba, acompañado de un amigo, en el interior del mercado para ir a desayunar antojitos mexicanos.

Unos dos locales antes de llegar al puesto de comida, Javier Monroy le pidió a su amigo que se detuvieran y lo esperara, pues iba a pasar a los sanitarios, pero ya no lo volvió a ver con vida.

Javier quedó detenido en calidad de testigo y en su declaración comenta que no supo lo que pasó, pues al salir sólo vio a Roberto tendido boca arriba, con la gorra llena de sangre, por lo que pidió ayuda a las personas que caminaban cerca de él.

Los empleados del puesto de comida, que abren desde las 5:00 horas, no querían meterse en problemas y tampoco hablaron. Argumentaron que estaban entretenidos acomodando el puesto.

Los vendedores dijeron que mientras Almazán esperaba a Monroy afuera de los sanitarios, una pareja se acercó a él. Sin mediar palabra, el hombre desenfundó un arma y le disparó. Tras el ataque, los sujetos lograron perderse entre los pasillos del mercado.

Paramédicos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas sólo pudieron certificar su muerte. La bala que penetró la cabeza del lado derecho de Roberto le arrebató la vida de manera inmediata.

Testigos pusieron una bolsa de plástico negra sobre el cadáver. Luego de casi cuatro horas, peritos judiciales lo trasladaron a la agencia del Ministerio Público correspondiente, donde se investiga un ajuste de cuentas como principal móvil del crimen.

dm