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Avanzan las vacunas contra la dependencia a las drogas

Guillermo Cárdenas Guzmán| El Universal
Lunes 18 de enero de 2010
En la batalla contra las adicciones a sustancias legales e ilegales, psiquiatras y neurólogos apuestan por terapias de inmunización con medicamentos que inhiben el consumo

guicardenas@hotmail.com

Ante el consumo y abuso de drogas lícitas e ilícitas -que en los últimos años ha aumentado en México pese a los esfuerzos oficiales por erradicar estas prácticas-, expertos en neurología y psiquiatría proponen abrir un frente de batalla más efectivo en el campo sanitario: la inhibición de su consumo mediante nuevos fármacos que funcionan como vacunas.

El tratamiento de inmunoterapia contra las adicciones -sobre todo a la cocaína y el alcohol- basado en recientes hallazgos sobre los procesos neurobiológicos cerebrales que intervienen en el enganchamiento, registra grandes avances y parece ser una apuesta muy promisoria ante semejante problema de salud.

Tanto, que en Estados Unidos la Food and Drug Administration ya ha autorizado el uso de fármacos como el Topiramato y el Ondasteron para brindar terapia de inmunización contra la dependencia al alcohol, mientras investigadores médicos en todo el mundo ensayan formulaciones similares contra el abuso de otras drogas no permitidas.

“Los conocimientos neurofisiológicos sobre el funcionamiento del cerebro en las adicciones nos aportan una luz diferente sobre la forma como tenemos que empezar a conceptualizar estos procesos de dependencia”, dijo el psiquiatra Guido Belsasso, del Hospital ABC Santa Fe.

Según el especialista, organizador de la reunión internacional “Nuevas oportunidades y retos en el manejo de adicciones” en 2009, entre esos nuevos enfoques se incluye también la redefinición del alcoholismo como enfermedad, pues mediante la administración de vacunas se ha logrado volverla curable.

Si bien el uso de drogas ilícitas y médicas no prescritas ha crecido en los últimos años (pasó de 5% a 5.7% entre 2002 y 2008), el consumo excesivo de alcohol sigue siendo el principal problema de adicciones en el país, según lo reconoció María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría de la Secretaría de Salud (SS).

En el país, aproximadamente 4 millones 200 mil personas tienen problemas de dependencia o patrones de consumo altamente riesgosos de bebidas alcohólicas, según la Encuesta Nacional de Adicciones 2008. Hasta hoy, los tratamientos más comunes contra esa condición incluyen programas de desintoxicación (a veces con fármacos contra el síndrome de abstinencia) y apoyo de tipo psicológico o psiquiátrico.

Alcoholismo, mal curable

En todos los casos se parte de la consideración del alcoholismo como enfermedad crónica e incurable. Esa idea debe desecharse, según ha hallado el investigador estadunidense Bankole A. Johnson, tras experimentar vacunas antialcohólicas en poblaciones de adictos en Estados Unidos.

El académico, titular del Departamento de Pisquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia, coordinó un experimento que abarcó 17 localidades en aquel país. Éste comprendió dos grupos de pacientes: uno recibió el fármaco antiepiléptico Topiramato en dosis progresivas hasta llegar a 300 mg al día, mientras el otro sólo una sustancia sin efecto terapéutico (placebo).

Al cabo de 14 semanas fueron evaluados los efectos del fármaco. Se encontró que pese a las reacciones secundarias (inapetencia, sueño, falta de concentración), redujo la compulsión por beber alcohol y los niveles de colesterol en la sangre de bebedores abusivos. La sustancia también mejoró la función de su hígado y estado de salud general.

“El Topiramato reduce la sobreexcitación generada por la dopamina en la corteza prefrontal. Disminuye también la memoria gratificante asociada con la ingesta, es decir, afecta la percepción del alcohol a nivel emocional y su expresión en el cerebro”, explicó Johnson durante una presentación pública en México.

El investigador precisó que con los tratamientos convencionales, sólo alrededor de 30% de los adictos logra recuperarse, mientras que con el Topiramato la cifra sube hasta 67%.

“Esta es una gran diferencia. El fármaco convierte el alcoholismo de una enfermedad incurable, a una altamente curable, pues es tan poderosa como un agente antiabético o antihipertensivo”.

Contra la cocaína

Las vacunas más avanzadas a nivel internacional son las experimentadas contra la nicotina (genera adicción al cigarro) y la cocaína; ésta última, que ha sido ensayada con éxito por expertos de la Universidad de Yale, entre otras instituciones, podría ser pronto avalada por la Food and Drug Administration en EU.

Belsasso, director de Psicología y Psiquiatría del Centro Neurológico ABC. aclaró que con estas vacunas se pretende quitar a las drogas su poder adictivo para facilitar la rehabilitación, que necesariamente debe complementarse con otros recursos como educación y psicoterapia para ser más eficaz.

En entrevista, el especialista sostuvo que a diferencia de las vacunas que se ponen a los pequeños (contra sarampión, tétanos, etc.), que son preventivas, las que actualmente se prueban con pacientes adictos son desintoxicantes: crean anticuerpos contra la sustancia que genera la adicción.

Los anticuerpos en el torrente sanguíneo “forran” la molécula de la droga tras ser ingerida y, al hacerla más grande, impiden que pase la barrera hematoencefálica. Así, al no llegar al cerebro a través del sistema circulatorio, no se libera dopamina, sustancia responsable de que el individuo experimente la sensación de bienestar que lo lleva a pedir más.

La droga así neutralizada es luego excretada a través de la orina y así, en sólo semanas, al no percibir sensación placentera, el sujeto deja de utilizarla.

Los resultados de estas pruebas han sido muy alentadores en el caso de la cocaína, aunque aún no se logran los niveles de anticuerpos requeridos en la mayoría de los pacientes, además de que hay necesidad de reinyectar las vacunas al cabo de algunos meses.

Aun así, el doctor Guido Belsasso considera que estas vacunas son la alternativa farmacológica más promisoria contra las drogas, por lo que posiblemente estarán disponibles para su uso clínico en uno o dos años.

“Las generaciones actuales tienen mayor acceso, consumo, abuso y dependencia de drogas ilegales en comparación con las anteriores. En esta población es donde buscamos una modificación, porque si no hacemos algo para detener el problema, pronto tendremos una cohorte de adictos muy grande”, comentó Carlos Rodríguez Ajenjo, secretario técnico del Consejo Nacional contra las Adicciones de la SS.



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