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Luchan en grupo contra adicción al sexo

Natalia Gómez Quintero| El Universal
Jueves 25 de junio de 2009

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Con muchos prejuicios aún, crece en México “Sexólicos anónimos”, para curarse de los males de la lujuria

natalia.gómez@eluniversal.com.mx

No lo pudo evitar, su deseo y compulsión al ver las imágenes de desnudos en la televisión lo llevó a tener una erección delante de sus amigos y familiares, sin poder evitarlo. Discretamente se cubrió con una chamarra y fue al baño a masturbarse. Era la celebración de su sobrino que cumplía 16 años y tenían planeado luego de la película “porno”, ir al tabledance y de ahí lo que resultara.

Prefirió no seguir al grupo de ocho hombres, entre familiares y amigos, que festejaban a su sobrino, ya estaba en lo suyo y armó su “reve” sólo y en un prostíbulo del que salió, pasada la medianoche, acompañado de una mujer con la que se encerró durante tres días en su departamento para experimentar las nuevas prácticas sadomasoquistas que había visto en internet. Estaba borracho de sexo y erotismo, eran su droga, creía que la necesitaba.

 

Luego, no vino la calma, si no la tempestad que lo azotó hasta la deriva de las angustias durante meses por el intento de saber si su dolor de pulmones se originaba a causa de que era portador de VIH-Sida, y sobre todo luego de la experiencia con la prostituta al que hoy identifica de “dudosa procedencia“.

 

Las cosas, sin embargo, han cambiado para Marco. Sin dudarlo, señala que en su vida apareció la luz, así como en la de Fedromundo, cuando descubrieron Sexólicos Anónimos (SA), página web de Madrid que congrega a un grupo de recuperación para aquellos que desean interrumpir sus pensamientos y comportamientos autodestructivos reflejados en su adicción al sexo.

“El único requisito para ser miembro es el deseo de liberarse de la lujuria y de alcanzar la sobriedad sexual”, leían en la página de este movimiento altamente difundido en Estados Unidos y España, y que, de manera lenta y con obstáculos de prejuicios se desarrolla en México.

 

SA, que retoma los 12 pasos y las 12 tradiciones de los Alcohólicos Anónimos (AA) para alcanzar el equilibrio en su vida laboral y de relaciones interpersonales, surgió en Estados Unidos y tiene ya 20 años de existencia. La literatura de AA ha sido replicada para este fin y así como ellos, los SA deben ejercitar el “sólo por hoy” para mantenerse sobrios.

 

En México existen de manera oficial sólo tres grupos de SA (Tabasco, Michoacán y Jalisco), que sesionan de manera presencial. Es por ello que hace siete años cuando se inició en este proceso de desintoxicación o sobriedad sexual, Fedromundo tuvo que experimentar vía internet su incorporación a esta fraternidad, que dice, le ha dado sentido a su vida extraviada desde hace años, cuando sufrió de un abuso sexual.

 

“Aunque la idea de que el sexo pueda ser adictivo resulte nueva para muchos, hoy sabemos, cada vez con más certeza, que el sexo es uno de los muchos instrumentos que la gente usa para aliviar el aislamiento, la apatía y la tensión; para solucionar los conflictos, conseguir poder y encontrar una vía de escape o para adquirir una seguridad emocional o espiritual falsa“, señala el grupo SA.

 

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Salud Sexual una de las disfunciones que atribuyen frecuentemente al varón, es el deseo sexual hiperactivo, el que se experimenta casi todo el tiempo, casi todo el día, en cualquier momento y sin importar lo que esté haciendo.

 

Además no se puede controlar o postergar la necesidad inmediata de satisfacer este deseo sexual y tampoco detener la conducta a pesar de las consecuencias nocivas en su trabajo, personales o con su pareja.

 

“Nos convertimos en verdaderos adictos: relaciones sexuales con nosotros mismos, promiscuidad, adulterio, relaciones de dependencia y fantasía en aumento. Conseguíamos el sexo con la mirada; lo comprábamos, lo vendíamos, lo intercambiábamos, lo regalábamos. Éramos adictos al coqueteo, a la provocación y a lo prohibido. La única manera que conocíamos de liberarnos de la tiranía del sexo consistía en hundirnos aún más en él“, señala la literatura de SA.

 

El especialista José de Jesús González Salazar, del Grupo Interdisciplinario de Sexología, subraya que la determinación patológica de una adicción a la sexualidad se basa en la sensación de la pérdida del control sobre lo que se quiere y no a la mayor cantidad de relaciones sexuales o pensamientos en este sentido.

 

Comenta que muchas personas podrían creer que tienen cierta compulsión al sexo, pero lo que realmente pueden estar experimentando es una culpa ante el deseo que tuvieron al tomar esa decisión con plena conciencia.

 

“Desconocíamos lo que era la unión real con alguien, porque nos interesaba sólo lo ilusorio. Nos atraía el "hechizo" de lo físico-sexual, el contacto que producía efectos mágicos; precisamente porque así evitábamos la intimidad y la unión verdadera. La fantasía corrompía lo real, la lujuria mataba al amor“, señalan los SA y continúan:

 

“Primero adictos, después incapaces de dar amor, recibíamos de los demás para llenar el vacío que existía en nuestro interior. Nos engañábamos una y otra vez al pensar que la siguiente persona sería la que nos salvara y mientras tanto, íbamos desperdiciando nuestras vidas“, dicen en forma rotunda y dramática.

 

El programa de AA ha sido replicado con éxito para los comedores o jugadores compulsivos, lo que le ha valido el reconocimiento de Hugo González Cantú, psiquiatra de la Clínica de Trastornos Adictivos del Instituto Nacional de Psiquiatría, quien asegura que a pesar que el programa de AA está hecho para evitar el consumo de sustancias alcohólicas, sirve de igual manera para la desintoxicación de la red social en la que se desenvuelve la persona.

 

“La sobriedad para los sexólicos de nuestra clase significa la abstinencia de relaciones sexuales con nosotros mismos o con cualquier persona que no sea nuestro cónyuge, no renunciamos al sexo, si no a la lujuria, porque el sexo es un regalo de Dios”, dice Fedromundo.

 

Para los SA el llamado Libro Blanco, que sólo puede conseguirse en Estados Unidos o España, es la literatura básica para el inicio de la recuperación.

 

Fedromundo tiene 47 años y acepta que con el programa pudo de paso curar su adicción al alcohol. Hoy coordina un grupo de SA en Guadalajara que apenas reúne a ocho integrantes, de los que sólo tres acuden de manera diaria. “Aceptarse como adicto al sexo es como decir aceptar que eres un depravado. En México antes alcohólico que sexólico”.

 



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